La tragedia golpeó nuevamente a la Región Huetar Norte a la Zona Norte y resto del país.
El pasado fin de semana el choque de dos motocicletas en Bijagua de Upala dejó una persona fallecida por atropello de un vehículo. También en Aguas Zarcas el pasado sábado un adulto y una menor sufrieron golpes de consideración al chocar con vehículo de carga pesada.
Esto una realidad que golpea todas las semanas a familias de Zona Norte, ya sea por las muertos o por lesiones e incapacidades de por vida que dejan estos accidentes
Estos lamentable sucesos no solo deja el dolor de dos familias que perdieron a un ser querido, sino que refleja una alarmante realidad: las muertes y accidentes de motociclistas en las carreteras son cada vez más frecuentes.
Una problemática de salud pública
Las muertes y lesiones graves causadas por accidentes de motocicleta han escalado hasta convertirse en un problema de salud pública en Costa Rica. Además de las pérdidas humanas, los accidentes generan incapacidades permanentes que afectan la vida laboral de las víctimas. Esto, a su vez, representa un costo millonario para instituciones como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y el Instituto Nacional de Seguros (INS), responsables de cubrir tratamientos médicos y pagos por incapacidades.
La situación es particularmente grave entre los jóvenes de 18 a 25 años, quienes constituyen la mayoría de los fallecidos y lesionados. En la Región Huetar Norte, prácticamente todas las semanas una familia vive el luto de perder a un ser querido en un accidente de motocicleta, donde la imprudencia de los conductores suele ser el principal factor.
El de velocidad sigue siendo la principal causa de muertes en carretera
Hasta noviembre de 2024, se han reportado 440 muertes en carretera, con el exceso de velocidad como la principal causa, sumando 155 víctimas. La invasión de carril y la imprudencia del conductor siguen siendo factores relevantes. Las motocicletas son el vehículo más mortal, con 232 decesos. Se insta a la ciudadanía a ser más responsable al conducir para reducir estas tragedias.
Cifras alarmantes
A nivel nacional, los datos del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) revelan que cada 44 horas muere un motociclista. Desde el año 2014, las motocicletas lideran las estadísticas de muertes en carretera.
La imprudencia del conductor, por primera vez, ha superado al exceso de velocidad como la principal causa de muerte en accidentes de motocicleta. Entre las maniobras más riesgosas se encuentran girar en U en zonas prohibidas, no respetar señales de alto, conducir en contravía y rebasar por la derecha.
Lamentablemente, 53% de fallecidos viajaban en motocicleta (159 personas).
La Velocidad sigue siendo la conducta que más muertes causa en carretera, ya son 102 las víctimas.
Uso del casco y medidas de seguridad
A pesar de la obligatoriedad del casco para conductores y acompañantes, las infracciones son frecuentes. Según estudios internacionales, el uso correcto del casco puede reducir hasta en un 72% los daños en la cabeza tras un accidente.
La imprudencia y el incumplimiento de normas básicas son factores determinantes en estas tragedias. Basta con salir a la calle y ver motociclistas sin luz encendida, chaleco reflectante, casco o espejos retrovisores, e incluso transportando paquetes que generan inestabilidad.
Visibilidad y medidas preventivas
El uso de la luz encendida durante el día es otro punto de debate. Según las autoridades, esta medida aumenta la visibilidad de las motocicletas, especialmente en condiciones de baja luz o en vías concurridas. “No hay justificación para no acatar la medida. El desgaste de la batería es mínimo y el beneficio es claro: más seguridad para los motociclistas”, enfatizó Marín.
La alta mortalidad de motociclistas en las carreteras refleja una urgente necesidad de mayor educación vial, control estricto de las normas de tránsito y un cambio en la mentalidad de los conductores, tanto de motocicletas como de otros vehículos. Solo así será posible reducir el luto y el dolor que, cada 44 horas, golpean a familias costarricenses.