”Diablo” un fantasma de varias caras o criminal protegido por la justicia

Alejandro Arias Monge, mejor conocido como «Diablo», es un narcotraficante que ha logrado mantenerse en las sombras del Caribe y la región pacífica de Costa Rica, convirtiéndose en uno de los fugitivos más buscados por las autoridades locales.

Durante más de nueve años ha evadido la justicia, lo que ha llevado a diversas organizaciones a pedir al gobierno que solicite apoyo a la DEA (Administración para el Control de Drogas) o a Estados Unidos para su captura, dada la incapacidad de las autoridades locales para detenerlo, algo que no se ha hecho.

Sería el responsable de decenas de muertes, en el caribe y dueño de imperio económico millonario amasado con dinero producto del narcomenudeo, sostenido por bandas delictivas que controla la venta de droga en todo el país.

El mismo presidente Rodrigo Chaves ha cuestionado las razones por las cuales nuestras autoridades no lo capturan y ha dicho que si lo hacen les gira 9.5 mil millones de colones al Poder Judicial que reclaman

Su figura se ha vuelto casi mítica, un “fantasma” que persiste en la región, controlando gran parte del microtráfico en la localidad de Pococí, una zona estratégica para el embarque de cocaína hacia el norte, particularmente a Nicaragua y al puerto de Limón.

«Diablo» ha tejido una red de control y poder que no solo le ha permitido mantenerse fuera del alcance de la justicia, sino que también lo ha vinculado con actividades ilegales como el lavado de dinero y la ganadería ilícita.

El narcotraficante ha sido descrito como uno de los más protegidos por la policía y figuras políticas, lo que le ha otorgado una inmunidad aparente a lo largo de los años.

Se dice que ha gozado de una red de apoyo que le ha permitido operar libremente, incluso tras el largo periodo de su reinado criminal.

Desde 2016, su territorio ha estado en disputa con otro capo del narcotráfico, Moreno Borbón, alias «Pechuga», originario de Guápiles.

Esta rivalidad ha generado un constante clima de violencia y enfrentamientos, con ambos bandos luchando por el control de la zona. La lucha por dominar el microtráfico en Pococí y sus alrededores está estrechamente vinculada con la creciente demanda de estupefacientes en las principales ciudades del país, un negocio extremadamente lucrativo que ha atraído la competencia feroz entre bandas.

Según informes de analistas de InSight Crime, dominar el territorio de Pococí es de gran importancia estratégica para cualquier grupo criminal, debido a su ubicación geográfica.

Pococí se encuentra cerca de la frontera con Nicaragua y también es un punto clave en la ruta hacia el puerto de Limón, uno de los principales centros de tráfico de drogas en Costa Rica. Desde allí, se transportan grandes cargamentos de cocaína y marihuana en contenedores destinados a Europa, lo que convierte al puerto en un foco de violencia y disputas entre organizaciones criminales por el control de las mercancías.

Las autoridades locales se han visto superadas ante la situación. Aunque se ha intentado desarticular estas organizaciones, la presencia de funcionarios corruptos y la protección de «Diablo» por parte de ciertos sectores ha dificultado la intervención efectiva.

De hecho, la captura de Dennis Antonio Mendoza García, uno de los principales colaboradores de «Diablo», en Nicaragua, refleja la estrecha conexión de este narcotraficante con redes criminales más allá de las fronteras costarricenses.

Uno de los mayores desafíos es que «Diablo» ha hecho de la frontera norte y del caribe su refugio. Se cree que constantemente cruza hacia Nicaragua para escapar de las autoridades costarricenses, lo que complica aún más los esfuerzos por detenerlo.

Esta movilidad transfronteriza le permite mantenerse un paso adelante de la justicia, al mismo tiempo que fortalece sus lazos con organizaciones criminales en Nicaragua y otras partes de Centroamérica.

La situación de «Diablo» refleja una problemática mayor para Costa Rica, un país que ha experimentado un aumento en la violencia asociada al narcotráfico y a las bandas criminales que luchan por controlar rutas clave para el tráfico de drogas.

La competencia en áreas como el puerto de Limón no solo pone en riesgo la seguridad nacional, sino que también pone en evidencia la lucha de las autoridades por recuperar el control y la paz en zonas estratégicas que sirven como rutas para el narcotráfico internacional.

La captura de Alejandro Arias Monge sigue siendo una prioridad para las autoridades, pero hasta ahora, a pesar de los esfuerzos, su influencia y capacidad para eludir la justicia siguen siendo un problema significativo en Costa Rica.