“Comelones del Congreso”: el gasto en bocadillos, frutas y café en la Asamblea Legislativa

Los comelones del Congreso: el gasto en bocadillos, frutas y café en la Asamblea Legislativa

Mientras el país enfrenta desafíos económicos y una creciente presión sobre el gasto público, los diputados de la Asamblea Legislativa destinan aproximadamente ?2.500.000 mensuales en bocadillos, frutas y café dentro del llamado “cafetín”, lo que equivale a un gasto anual cercano a los ?27.000.000.

El “cafetín” de la Asamblea Legislativa es un servicio interno donde los diputados pueden consumir refrigerios durante sus largas jornadas laborales. Según datos obtenidos, el presupuesto mensual incluye:

Bocadillos y repostería: variedad de empanadas, sándwiches, galletas y otros snacks.

Frutas frescas: surtido de frutas tropicales para quienes buscan una opción más saludable.

Café y bebidas calientes: una de las mayores demandas en el recinto legislativo.

Estos productos están disponibles para los diputados sin costo personal, ya que son financiados con fondos públicos.

Un gasto cuestionable en tiempos de austeridad

El monto puede parecer insignificante en comparación con el presupuesto nacional, pero en un contexto donde se exigen recortes y eficiencia en el gasto público, el uso de dinero estatal para estos fines genera críticas.

Sectores ciudadanos cuestionan si realmente es necesario que el Estado asuma este tipo de costos cuando hay necesidades urgentes en educación, salud y seguridad. Además, los altos salarios de los diputados, que rondan los 4 millones de colones mensuales, les permitirían costear sus propios refrigerios sin necesidad de recurrir a fondos públicos.

Reacciones y justificaciones

Consultados sobre el tema, algunos legisladores defienden el gasto argumentando que el café y los bocadillos facilitan el ritmo de trabajo en largas sesiones parlamentarias, especialmente cuando los debates se extienden por horas.

No obstante, voces críticas dentro del mismo Congreso consideran que se podrían explorar otras alternativas, como un sistema de pago donde cada diputado asuma su consumo o la reducción del presupuesto asignado al “cafetín”.

El gasto en refrigerios dentro de parlamentos y congresos no es exclusivo de Costa Rica. En países como España y Argentina, también existen cafeterías o comedores subvencionados, aunque en algunos casos los funcionarios deben pagar por lo que consumen, aunque a precios reducidos.

Por otro lado, en naciones como Estados Unidos y el Reino Unido, los congresistas cuentan con cafeterías dentro de sus edificios, pero el consumo suele ser cubierto por cada legislador.

El debate sobre el uso de fondos públicos para este tipo de gastos continuará. Algunos sectores creen que se trata de un monto irrelevante dentro del presupuesto general, mientras que otros consideran que cada colón cuenta y que este dinero podría redirigirse a otras áreas más prioritarias.

Lo cierto es que, en tiempos donde la transparencia y la eficiencia en el uso de los recursos públicos son más exigidas que nunca, este tipo de gastos no pasan desapercibidos ante la ciudadanía.

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