Un reciente estudio científico de investigación, publicada en la revista Meteoritics & Planetary Science,ha revelado detalles sorprendentes del meteorito Aguas Zarcas, que cayó en Costa Rica en 2019, y podría ayudarnos a entender mejor cómo se comporta el agua en asteroides antiguos del espacio.
A diferencia de muchos estudios que analizan meteoritos hechos polvo, en este caso los investigadores trabajaron con fragmentos enteros del meteorito. Esto les permitió notar diferencias importantes en su composición y en cómo refleja la luz en distintas longitudes de onda, especialmente en el infrarrojo cercano y medio, algo clave para las misiones espaciales que estudian asteroides desde lejos.
Resulta que este meteorito no es una simple roca espacial. Dentro de él hay al menos cinco tipos de materiales distintos, con diferencias químicas e incluso isotópicas (es decir, en la forma en que están compuestos los átomos). Los científicos usaron herramientas avanzadas como microscopios infrarrojos y mapas químicos detallados para ver qué lo hace tan especial.
Descubrieron que la presencia de ciertos minerales como filosilicatos y piroxenos cambia la forma en que el meteorito refleja la luz infrarroja. Esto es muy importante porque esos cambios pueden dar pistas sobre la historia del meteorito y, por extensión, del asteroide del que vino.
Uno de los hallazgos más llamativos fue la presencia de vetas de carbonato justo donde se unen diferentes tipos de roca dentro del meteorito. Esto sugiere que hubo agua involucrada en su historia, tanto antes como después de que se rompiera y volviera a unirse.
Este estudio no solo nos ayuda a entender mejor el pasado del meteorito Aguas Zarcas, sino que también mejora la forma en que interpretamos los datos que las sondas espaciales captan desde millones de kilómetros de distancia. Gracias a esto, podríamos acercarnos un poco más a responder preguntas fundamentales sobre el origen del agua —y posiblemente de la vida— en nuestro sistema solar.