11 de junio de 2025 | Sociedad
La condición física de quienes integran la Fuerza Pública de Costa Rica no es la ideal. Así lo confirma una serie de estudios realizados entre el 2020 y el 2022 por la Universidad de Costa Rica (UCR), los cuales muestran que tanto cadetes que ingresan a la Academia Nacional de Policía (ANP) como oficiales de unidades especiales en servicio presentan niveles de rendimiento físico inferiores a los óptimos para las exigencias de su labor.
La investigación, titulada “Estudio descriptivo sobre la condición física del estudiantado de la ANP durante el periodo 2020-2021”, fue coordinada por Jorge Cervantes Sanabria, docente de Ciencias del Movimiento Humano en la Sede del Atlántico de la UCR. En ella participaron 393 cadetes —hombres y mujeres con un promedio de 25 años de edad— y 79 oficiales activos, todos pertenecientes a unidades de operaciones especiales.
A los participantes se les evaluó su composición corporal (como porcentaje de masa grasa y masa muscular esquelética) y diferentes capacidades físicas clave para el desempeño policial: fuerza de agarre, salto vertical, agilidad, velocidad, flexibilidad y resistencia aeróbica y anaeróbica.
Resultados reveladores
Los resultados mostraron que la mayoría de cadetes ingresan con una condición física subóptima, es decir, calificada como “regular” o “buena”, pero muy por debajo de lo que se espera para su función, que requiere una condición “muy buena” o “excelente”. También se evidenciaron marcadas diferencias por sexo y edad. Por ejemplo, cada 1 % adicional de grasa corporal tiene un impacto negativo en el desempeño físico, y los hombres mayores de 30 años tienden a tener más grasa y menor masa muscular que sus compañeros más jóvenes.
En cuanto a los 79 policías de operaciones especiales evaluados, los hallazgos fueron similares: presentan aptitudes físicas y motrices por debajo del estándar deseado, especialmente en mayores de 40 años, en quienes se nota un descenso general del rendimiento.
Riesgo para la salud y la seguridad
De acuerdo con Cervantes, estos datos deben ser tomados en serio por las autoridades, ya que la labor policial implica un alto grado de exigencia física. “Un cuerpo policial que no esté en buena forma no solo arriesga su propia salud, sino también su capacidad para responder adecuadamente ante situaciones críticas”, advirtió.
El académico también explicó que los policías deben ser vistos como “atletas tácticos”, es decir, personas que enfrentan condiciones físicas extremas, cambios inesperados y riesgos constantes, y que deben estar preparadas como cualquier deportista de alto rendimiento. La diferencia es que, en lugar de competir por medallas, están arriesgando su vida para proteger a la ciudadanía.
Obstáculos estructurales
La falta de tiempo para entrenar, la alimentación deficiente, los turnos rotativos y las jornadas largas en diferentes puntos del país son algunas de las razones que impiden a los policías mantener una rutina de ejercicio adecuada. Según Cervantes, este estilo de vida dificulta alcanzar el rendimiento esperado y, además, influye en la falta de conciencia que tienen muchos funcionarios sobre su rol como “atletas tácticos”, lo que a su vez reduce su motivación para mantenerse en forma.
Medidas en camino
Ante esta situación, el equipo de investigación de la UCR mantiene conversaciones con el Ministerio de Seguridad Pública para implementar proyectos de acción social y nuevas investigaciones que permitan mejorar la condición física y la salud del personal policial. Hasta ahora, no ha habido una respuesta oficial del Ministerio, pese a los intentos por obtener su posición.
Propuesta legislativa en curso
La preocupación por la forma física de los cuerpos policiales también llegó al ámbito político. La diputada del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), María Marta Carballo Arce, impulsa una reforma a la Ley N.º 10159 para establecer requisitos físicos más rigurosos para quienes aspiren a formar parte de la policía regular o judicial.
El proyecto propone que la prueba de aptitud física represente el 25 % del total de la evaluación de ingreso, aplicada por profesionales en Ciencias del Movimiento Humano. Además, busca permitir alianzas público-privadas que faciliten el acceso a programas de entrenamiento físico y nutrición, así como garantizar que cada oficial tenga una hora diaria dedicada exclusivamente a hacer ejercicio.
“Este proyecto busca garantizar que quienes nos cuidan estén en una mejor forma física para enfrentar el crimen. En medio de una crisis de seguridad sin precedentes, es indispensable fortalecer nuestra fuerza policial, no solo con recursos, sino también con condiciones óptimas para el cumplimiento de su deber”, indicó Carballo.
Esta propuesta aplicaría únicamente a quienes ingresen a la Fuerza Pública después de que la ley sea aprobada. Actualmente, el texto sigue en proceso de discusión en la Asamblea Legislativa.
En resumen, el estado físico del cuerpo policial costarricense presenta serias debilidades que podrían impactar no solo su salud, sino también la eficacia con la que desempeñan su función. La situación abre un importante debate nacional sobre el fortalecimiento de los estándares físicos, la formación continua y el bienestar integral de quienes se encargan de proteger a la ciudadanía.