Aunque durante años han sido subestimadas o relegadas a platos tradicionales, las patas de pollo han ganado protagonismo en el mundo de la nutrición por sus sorprendentes beneficios para la salud. Más allá de su bajo costo y disponibilidad, distintos estudios científicos respaldan su valor como fuente rica en colágeno, minerales esenciales y compuestos bioactivos.
? ¿Qué dicen los estudios?
Investigaciones publicadas en revistas de nutrición y bioquímica han demostrado que las patas de pollo contienen altos niveles de colágeno tipo II, un componente esencial para la salud de las articulaciones, la piel y los huesos. Un estudio de la International Journal of Pharmacognosy and Phytochemical Research (2016) concluyó que el consumo regular de gelatina derivada de patas de pollo mejora la elasticidad de la piel y puede reducir el dolor articular en personas con artritis.
Asimismo, las patas son ricas en calcio, magnesio, fósforo y zinc, minerales fundamentales para la regeneración ósea y el fortalecimiento del sistema inmune. También aportan ácido hialurónico y condroitina, dos compuestos que se utilizan incluso en suplementos para el cuidado de las articulaciones.
? Beneficios destacados para la salud
- Fortalece huesos y articulaciones
Gracias a su alto contenido de colágeno y minerales, las patas de pollo pueden ayudar a prevenir enfermedades como la osteoporosis y aliviar molestias articulares. - Mejora la salud de la piel y las uñas
El colágeno natural mejora la elasticidad de la piel, reduce líneas de expresión y fortalece uñas y cabello. - Apoya el sistema inmunológico
Su contenido mineral ayuda a regular funciones del sistema inmune y puede contribuir a una mejor recuperación durante procesos infecciosos. - Regula el azúcar en sangre
Algunos estudios han observado que ciertos péptidos derivados de la piel y los cartílagos del pollo pueden influir positivamente en el metabolismo de la glucosa.
? ¿Cómo se preparan las patas de pollo?
Si bien pueden parecer difíciles de trabajar, las patas de pollo son versátiles y fáciles de cocinar. Aquí algunos métodos populares y saludables:
- Caldo de patas de pollo
Una de las formas más comunes es preparar un caldo nutritivo:
- Lavar bien las patas (se les puede quitar la capa exterior de piel).
- Hervir en agua con cebolla, ajo, apio, zanahoria y especias.
- Cocinar por al menos 2 a 3 horas a fuego bajo para extraer el colágeno.
- Filtrar y consumir caliente o usar como base para otras sopas.
- Patas guisadas
- Sofreír ajo, cebolla y tomate.
- Agregar las patas previamente escaldadas.
- Incorporar especias y un poco de caldo o agua.
- Cocinar por 30–40 minutos hasta que estén suaves.
- Patas crujientes al horno o fritas (con moderación)
- Se pueden empanizar o condimentar y hornear hasta que estén doradas y crujientes.
- Aunque menos saludable por su contenido graso, es una opción ocasional atractiva.
?? Consideraciones
- Es fundamental lavar y escaldar las patas correctamente antes de su cocción para evitar contaminantes.
- Personas con problemas de ácido úrico deben moderar su consumo debido al contenido de purinas.
- Idealmente, se recomienda consumirlas cocidas o en caldo, sin exceso de sal o frituras.
Las patas de pollo no solo son un alimento tradicional en muchas culturas, sino que ahora cuentan con respaldo científico por sus beneficios nutricionales. Incorporarlas en la dieta de forma regular —principalmente en forma de caldos— puede ofrecer un aporte significativo de colágeno, minerales y compuestos regeneradores que apoyan la salud ósea, cutánea y articular. Un alimento humilde que, bien preparado, puede convertirse en un verdadero “superfood” de la cocina cotidiana.
Fuente:
- International Journal of Pharmacognosy and Phytochemical Research
- Journal of Food Science and Technology
- National Institutes of Health (NIH)
