Matagalpa, Nicaragua — “Lo siento, perdón, ya no podía más… pero si ya no estoy yo, ¿con quién se quedarían ellos?”. Con esas palabras escritas en la pared, María Guadalupe dejó una desgarradora señal del profundo dolor que vivía antes de que sus dos hijos aparecieran sin vida en su hogar.
Francisco Javier, de cinco años, y Geraldine Yadira, de apenas tres, fueron encontrados sin signos vitales, acostados uno al lado del otro, en su cama en la humilde vivienda que compartían con su madre en el barrio Linda Vista, en la comunidad El Tuma-La Dalia.
La Policía Nacional confirmó que ambos menores murieron por asfixia por estrangulamiento. La madre, de 25 años, fue detenida en el lugar y permanece bajo custodia policial. Autoridades del Ministerio de Salud informaron que está siendo evaluada por un equipo de psiquiatras y que ya existía un historial de atención por trastornos mentales.
El caso ha causado conmoción en la comunidad y ha reabierto el debate sobre la salud mental, el abandono institucional y la vulnerabilidad de muchas madres que crían solas bajo condiciones extremas.
Vecinos señalaron que María Guadalupe vivía en condiciones de pobreza, sin una red de apoyo visible. “Siempre se veía callada, encerrada en su mundo”, dijo una vecina que pidió anonimato.
La Policía continúa con las investigaciones mientras organismos de derechos humanos y salud mental piden respuestas urgentes ante lo que consideran una tragedia que pudo haberse evitado.
