La Policía Penitenciaria de Costa Rica anotó un golpe tan curioso como contundente contra el tráfico de drogas dentro de los centros penales. Esta vez, el protagonista no fue un reo ni un visitante sospechoso… sino un gato. Sí, un minino peludo que terminó tras las rejas —o al menos, bajo custodia— tras ser sorprendido transportando marihuana en la cárcel de Pococí.
Según el informe oficial, el “agente felino” fue interceptado en la plaza de deportes del centro penitenciario, donde al parecer cumplía con su “misión especial”. Al revisar su pequeño cuerpo, los oficiales encontraron dos envoltorios con aparente marihuana y nada menos que 31 boletas para enrolar droga, cuidadosamente adheridos a su lomo.
El operativo, que ya muchos bautizaron como “Miau-rito Verde”, dejó claro que la creatividad del narcotráfico no tiene límites. Ni dos patas, ni cuatro.
Mientras tanto, el gato fue “detenido” sin oponer resistencia (aunque con un par de maullidos indignados). Las autoridades evalúan su futuro: algunos sugieren enviarlo a un refugio, otros proponen nombrarlo “agente encubierto” por su colaboración involuntaria en el decomiso.
Lo cierto es que, en materia penitenciaria, Costa Rica ya puede decir que atrapó a su primer “narco-gato” oficial. Y como dicen por ahí, la curiosidad mató al gato… pero esta vez lo arrestó la Policía.
