Plaguicida empezó a importarse al país en 1986. En 2014 se dio la importación histórica de 83.122 kilogramos de ingrediente activo, cantidad suficiente para formular 104 toneladas del producto que se aplicó a los cultivos. La prohibición en Costa Rica se da hasta junio del 2017.
Los graves problemas de contaminación registrados en fuentes de agua de Pital de San Carlos, Río Cuarto, zona atlántica y sur del país, nos enfrenta al cuestionarnos, si la prohibición de este herbicida en el país, hasta en el año 2017 que se da el decreto, nos llegó demasiado tarde.
Ahora la pregunta qué podemos hacer ante los decenas de toneladas de este herbicida lanzadas al medio ambiente desde el año 1986, cuando se empezó a importar el producto, ya que se lanzó al ambiente durante 31 años.
Fernando Ramírez Múñoz, investigador Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (Iret) de la Universidad Nacional (UNA), en un artículo publicado por el medio Campus, se cuestiona si nos agarró tarde para hacer la prohibición de la importación de este plaguicida.
Según Ramírez el decreto gubernamental de prohibir el bromacil se recibe con beneplácito, pero se debe tener conciencia del daño que este herbicida ha ocasionado en aguas de consumo humano.
De acuerdo con el investigador el herbicida bromacil posee una toxicidad aguda relativamente baja, pero su comportamiento en el suelo lo convierten en una molécula con un alto potencial de lixiviación, entendida como la capacidad de infiltrarse hacia capas más profundas.
Esto ha provocado que contamine las aguas subterráneas que sirven de fuente de agua potable para pobladores rurales.
Producto esparcido en los sembrados de piña
De acuerdo al artículo, desde el año 2000 (Iret-UNA) ha encontrado niveles de bromacil en aguas de escorrentía de zonas productoras de piña, que superan muchas normas de calidad de aguas superficiales.
Costa Rica inició las importaciones y uso de bromacil en el año 1986 con 2.203 kilogramos de ingrediente activo (i.a.). La expansión piñera desde el sur (Buenos Aires) hacia el Caribe y zona norte dio inicio en 1990, año en el cual las importaciones subieron al doble (5.000 Kg i.a.). Para el año 2000 llegaron a superar los 23.000 Kg i.a., diez años más tarde se volvieron a duplicar y en el 2014 se dio la importación histórica del herbicida, con 83.122 Kg i.a., cantidad suficiente para formular 104 toneladas del producto que se aplica al cultivo.
Según el investigador un suelo pedregoso y con bajo porcentaje de materia orgánica, común en zonas piñeras, y las altas dosis aplicadas en suelos arcillosos, sinergian la capacidad de permear que posee el herbicida. Si se toma en cuenta que es una molécula que posee una alta solubilidad, movilidad, persistencia en el suelo y en aguas y sedimentos, y además es poco absorbible en las arcillas y coloides orgánicos del suelo, fácilmente se puede predecir que tiene una alta capacidad de infiltrarse en el suelo y, ayudado por su alta vida media, llegar a contaminar aguas subterráneas.
Los primeros reportes de contaminación de aguas por bromacil se dieron en aguas superficiales cercanas al río Volcán en Buenos Aires de Puntarenas, luego en el acueducto de Milano en Siquirres, a niveles de entre 2,5 a 4 ug/L (el límite de residuos de bromacil en aguas de consumo humano para la Unión Europea es de 0,1 ug/L).
También se ha detectado en muestras de agua luego de eventos de mortalidad de fauna acuática en la región Caribe del país.
Salud de las comunidades en riesgo
Recientemente, en el año 2016, se reportaron seis de siete fuentes de agua que abastecen el Acueducto de Veracruz, Pital de San Carlos, contaminadas con el herbicida, además de las quebradas Pital y San Pedro. Para el estudioso si bien estos niveles son relativamente bajos, se ha visto que las sustancias que comportan como disruptores endocrinos, pueden actuar a niveles sumamente bajos, lo que pone en peligro la salud futura de los habitantes.
Según Ramírez todos estos hechos causan un serio deterioro ambiental que provocan daños en la estabilidad social de las comunidades y atentan contra el derecho fundamental al agua limpia, a la biodiversidad y a la salud. Por estas razones es que el uso de este herbicida se ha retirado en Europa y prohibido desde hace muchos años en países como Alemania, Suecia, Eslovenia y Belice.
En Costa Rica su prohibición fue recomendada hace varios años por la Secretaría de Gestión para el Manejo de Sustancias Químicas, pero no fue respaldada por todos los ministerios involucrados. Esto hubiera evitado la contaminación de mantos acuíferos que sirven de fuente de agua potable de comunidades del norte del país y hubiera disminuido la contaminación en otras zonas.
La prohibición del bromacil, así como de otros plaguicidas altamente peligrosos, es una necesidad para un país como Costa Rica, referente mundial en la conservación ambiental.