¡Gánele al estafador!, ¡no permita que le roben!

Consumidores tienen las herramientas para ganarle la partida a los estafadores

  • En caso de presentarse como funcionario público o bancario, exija de inmediato datos que no se espera, por ejemplo, su número de carné, departamento y nombre de su jefe, número de teléfono y extensión.
  • Ingrese directamente la dirección web de la entidad financiera en la barra de navegación; nunca lo haga desde un buscador.

El retiro del Fondo de Capitalización Laboral (FCL), sumado al subsidio económico del Gobierno para personas afectadas por la pandemia del COVID-19, se han convertido en dos atractivas razones para que personas inescrupulosas aprovechen para cometer fraudes.

Debido a esto, la Oficina del Consumidor Financiero (OCF) lanza una serie de recomendaciones, para que los consumidores estén alertas y eviten convertirse en una víctima más por estafas:

1.     Sea desconfiado: Si recibe una llamada telefónica de un número “desconocido” o privado, póngase en guardia. Ser desconfiado es la mejor defensa.

2.     No caiga en la trampa de la conversación amable: Si atiende y lo primero que le dicen es “estamos hablando con”, y con especial amabilidad mencionan su nombre completo, cuélguele de inmediato. Ni siquiera espere que le hablen nada más. Si se trata de una llamada legítima, lo volverán a llamar.

3.     Exija datos que confirmen que se trate de un funcionario real: En caso de presentarse como funcionario público o bancario, exija de inmediato datos que no se espera, por ejemplo, su número de carné, departamento y nombre de su jefe, número de teléfono y extensión. Responda que usted lo va a llamar, o que pasará más tarde a una sucursal. Lo más seguro es que le darán datos incorrectos, o no se los darán del todo.

4.     Por lo general, le ofrecerán desde el inicio algo muy atractivo: las estafas buscan que el consumidor se interese, por lo que le ofrecerán el trámite del bono Proteger, la devolución de unos impuestos o algo similar. Cuelgue la llamada, de inmediato; es una trampa.

 

5.     Jamás brinde datos confidenciales: El supuesto funcionario le dirá desde el principio que no requieren información confidencial, ese será el “gancho”, pero sin que se dé cuenta, es lo primero que buscará; le sugerirá que instale un programa en su dispositivo electrónico, o que ingrese a una página que solo el consumidor puede ver. Cuélguele de inmediato, es otra trampa. Ninguna entidad financiera ni institución, le pedirá nunca nada de eso.

 

6.     Ingreso seguro: Cuando vaya a ingresar al sitio web de su entidad financiera, por medio de su computadora o de su celular, hágalo desde una red segura (de su operador de internet o de la wifi de su casa), pero ante todo que no sea de acceso público. Es muy fácil que le puedan copiar los datos importantes.

7.     Verifique que sea la página oficial: Ingrese directamente la dirección web de la entidad financiera en la barra de navegación; nunca lo haga a través desde un buscador, ya que existen páginas clonadas incluso idénticas a la verdadera. Usted no logrará notar la diferencia. Tampoco acceda a la página de la entidad financiera desde vínculos (links) que le hayan enviado, ya que pueden direccionarlo a páginas falsas, que le copiarán todo lo que usted escriba.

8.     Descarte correos electrónicos: Nunca responda correos electrónicos donde le soliciten datos personales o confidenciales (contraseñas, tokens, códigos de seguridad). Incluso si el correo viene de una dirección que usted cree que es de un familiar o un amigo.

 

9.     Programas informáticos: No instale programas informáticos que no conozca, porque pueden robarle información confidencial y sensible. Antes de hacerlo, consulte.

 

10.  Cierre inmediato: Cuando deje de utilizar el servicio virtual, cierre de inmediato la sesión y asegúrese que se cerró.

Para Danilo Montero, director general de la OCF señala que la industria de la estafa es una realidad, “En la medida que los consumidores no se hagan desconfiados, los estafadores seguirán encontrando espacio para el crimen. La buena noticia es que los consumidores tienen en sus manos la capacidad de que esa industria decaiga, adoptando mejores hábitos, como la sospecha y la duda de cualquier llamada o información que les llega”.