Ramiro García arqueólogo, cree haber encontrado en El Realejo, Chinandega, el prostíbulo que fundó hace 500 años la viuda del gobernador Pedrarias Dávila.
El arqueólogo Ramiro García cree haber encontrado los restos y el lugar donde funcionó un prostíbulo hace casi 500 años, posiblemente el primero que instalaron los españoles en América. García fue quien descubrió los restos de Pedrarias Dávila, en la ruinas de León Viejo, en el año 2000, y desde esa fecha estaba empeñado en encontrar testimonio arqueológico de la existencia del famoso burdel, según detalla el Diario La Prensa.
De acuerdo con García había prostitutas que llamaban Guatepol y tenían rufianes que les cuidaban sus casas a quienes les pagaban con sexo. Quien las quería para su libidinoso uso les daba por una carrera 8 o 10 almendras de cacao y existían lugares públicos para las Guatepolas, lo que España llamaba Madre del Burdel o de las putas que les alquilaba el lugar y les daba de comer por paga (Oviedo, Nicaragua en los Cronistas de Indios).
Narra el investigador que existían homosexuales que se vestían como mujeres y realizaban todas las tareas propias de ellas. Por su condición no eran maltratados ni despreciados por la tribu. Una vez al año había una fiesta muy importante y muy concurrida en donde era costumbre que las mujeres tuvieran relaciones sexuales con los que les pagaban o ellas quisieran.
«Aun cuando fueran principales ellas o sus maridos. Pasada aquella noche no había castigos ni celos. En sus hábitos higiénicos eran muy limpios, tanto las mujeres como los hombres se bañaban tres o cuatro veces al día. Normalmente los indios eran lampiños pero a los que les crecía el pelo facial se lo quitaban. En las Axilas y partes intimas tenían tanto pelo como los españoles pero las mujeres se depilaban el bello púbico con mucho esmero y diligencia. Los hombres y las mujeres orinaban de pie en cualquier parte y donde les venía la gana», detalla Garciía
El escritor nicaragüense Ricardo Pasos Marciaq publicó una novela hace unos 10 años que tituló: El burdel de las Pedrarias en donde el escritor narra los amorios de los conquistadores que se acostaban con indias en un prostíbulo a orillas del Puerto El Realejo o La Posesión en el siglo XVI.
«El burdel de las Pedrarias, su primera novela, recrea la época y las relaciones sociales durante la Colonia, en un mundo dominado por figuras guerreras que fundan el primer prostíbulo de Nicaragua como elemento esclavizante de la época (…) detalla e Diario la Prensa..
La jefa era una mujer altiva, de clase española, nacida en Segovia, viuda de quien fuera el más famoso y cruel gobernador de Nicaragua, Pedrarias Dávila. Doña Isabel de Bodadilla encarnaba la
“Celestina” con más poder en el país, gracias a lazos que la unían a la corona española. Tenía el talento para hacer dinero y una autoridad que nadie objetaba. Su mina de oro se llamaba, según los pobladores, La Casa de las Margaritas.
El Realejo era en 1534 el principal puerto de España en América. Toda una urbe que tenía iglesia, hospital y construcciones que hacían cómoda la vida a los capitanes y conquistadores españoles que llegaban a Nicaragua como Pedro Alvarado «El Adelantado», quien nombró despectivamente por primera vez El Realejo al puerto de La Posesión, porque para él no era un Real como llamaban a sus residencias, sino un pueblito que no los merecía, destaca uan publciación de Chinandega.Net.
El Realejo: puerta de entrada a Nicaragua en la Colonia
Existía un comercio de indígenas
De acuedo al información del Medio, la explotación de indios como mano de obra fue uno de los puntos más oscuros de la época colonial. Y el puerto marítimo El Realejo no fue ajeno a esa historia. El ser un puerto de paso entre las provincias del norte y del sur de la Colonia, hizo que por aquí pasaran indios como mercancía, principalmente hacia Perú, donde los utilizaban para excavar en las minas de materiales preciosos.
La Nicaragua colonial no escapó a los más cruentos momentos para la población indígena nativa. Pedro Arias de Ávila, quien conocemos en los textos históricos como Pedrarias Dávila, fue el español de mayor abolengo que vino en esos tiempos al Nuevo Mundo. Considerado por unos como un progresista, pero también de un carácter irascible y de crueldad inhumana, inventor de los tristemente célebres «emperramientos». Los emperramientos consistían en encerrar a los indios en una plaza y dejar que los perros adiestrados del gobernador los destrozaran.
La esposa de Pedrarias Dávila es una historia que guarda estrecha relación con El Realejo. Doña Isabel de Bobadilla y Peñalosa, fue heredera de grandes extensiones de tierra dadas a Pedrarias Dávila como representante de la Corona. Pero también, además de su fortuna, se hizo un hueco en la historia por montar el primer burdel en Nicaragua, en El Realejo. Este burdel utilizaba a indias de la provincia de El Viejo como mercancía, cuyo trabajo era satisfacer a los marineros y trabajadores que pasaban por el puerto.
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