«País tomado por una mafia corrupta, enfermiza, perversa y degradante»

Editorial.

Los actos de corrupción destapados en los último días,  caso “cochinilla” es apenas la punta del iceberg del grado de degradación y perdidas nuestros valores, a lo que hemos llegado, sobre todo, en momentos difíciles como los que atraviesa el país con esta pandemia.

La ambición, egoísta y enfermiza por obtener concesiones, dinero y bienes es sólo una muestra de la perversidad de algunas personas, que buscan enriquecerse ellas con el dinero de todo, sin importar el dolor, el hambre y el desempleo que campea por todas partes, luego de estar sumidos en una pandemia de año y medio que nos ahoga, sobre todo a los más desfavorecidos.

Nos sentimos secuestrados y robados por esta mafia. Nos causa ira y rabia y como todos, impotencia, porque la justicia no abraza a estos criminales igual que lo haría como un ciudadano de a pie.

Conforme avanza los días se destapa más la suciedad, esa costra que carcome los cimientos de nuestras instituciones, creadas con sentido social. Una vergüenza, para los creadores, que posiblemente si resucitaran volverían morirse de pena por lo que la hemos convertido. Muchas de ellas, cuevas de ladrones y forajidos sin ley.

Nunca será tarde para rectificar. Las instituciones judiciales , deben aplicar el peso de la ley contra funcionarios corruptos y empresas avasalladoras, carentes de todo escrúpulos e empatía con los demás. La sociedad no se debe cansar de denunciar este tipo de atropellos, pese a que a veces creamos que es en vano.

Lo que revelan las fuentes judiciales, en el caso “cochinilla” es una cloaca asquerosa de funcionarios y empresarios, disputándose la mejor tajada del pastel y dejando las migajas para el pueblo. Con el perdón del mejor amigo del hombre, es como una jauría de “perros rabiosos” encarnizados peleándose el dinero de los más desfavorecidos.

Todavía estamos a tiempo rectificar y darles un mejor ejemplo a los hijos sobre el respeto humano y solidaridad. Somos un pueblo asaltado por estas mafias criminales, que ante mi humilde parecer, creo que son pocas, pero avasalladoras deshumanizante perversas. Una corrupción institucionalizada que hunde sus tentáculos en todos los sectores e instituciones.

Confió que el bien siempre vencerá por encima del pesimismo  de un sistema judicial lento y  alcahueta con los que más tienen.

Tengo fe, en una sociedad más humana y comprometida con los valores cristianos.. Renaceremos  de las cenizas,  pese a la inmundicia que a veces parece que lo corrompe todo. El mal nunca vencerá.

En los padres de familia está el deber de inculcar a nuestros hijos valores de respeto humano, de solidaridad, amor y servicio a los demás, por encima de nuestros intereses. Ojalá ese tiempo llegue pronto.

Como ciudadanos debemos exigir justicia y pese a que es  bien sabido que muchos de estos casos se quedan en nada. Nuestro compromiso debe ser por lo menos hacer justicia en la redes sociales y  “quemar” estas personas que nos han robado frente a nuestras narices.