El aguacate como alimento no se remonta a nuestra era, en la época conocida como Pleistoceno que siguió al Neógeno, esta fruta ya era ampliamente gustada por los megaherbívoros. Estos eran animales de tamaños tan grandes que dejarían a nuestro actual herbívoro más grande, el elefante africano, totalmente empequeñecido.
Se desconoce cómo este árbol pudo sobrevivir, con sus anacrónicos frutos, hasta el posterior desarrollo de la agricultura, que le ha garantizado la supervivencia. Ha conseguido dispersarse por todo el planeta y evolucionar rápidamente a las diferentes variedades actuales
El aguacate se quedó sin diseminadores naturales,a partir de entonces, ya que los herbívoros actuales no pueden comer el fruto entero. Por eso, algunos autores lo consideran un anacronismo evolutivo, es decir, una especie adaptada a las condiciones de otra época. No ha pasado tiempo suficiente para que la evolución seleccione aguacates de menor tamaño, menos costosos energéticamente de producir para el árbol. 13.000 años son apenas 50 generaciones del árbol.
El aguacate es un fruto del pasado, sobrevivió a la extinción de los grandes mamíferos americanos, con algunos de los cuales había coevolucionado. Su caso nos habla de un pasado remoto en el que vivían otros animales, de la fragilidad de los ecosistemas y de la dependencia de las especies entre sí. Pero en lo que respecta al aguacate, puede decirse que su historia tiene un final feliz
El perezoso terrestre gigante, el gomphothere, el armadillo gigante y el toxodon eran tan grandes que requerían toneladas de comida para sobrevivir. Su trabajo consistía en buscar alimentos que satisficieran su necesidad de nutrientesque además fueran densos en energía y el aguacate se adecuaba a ello.
Evidentemente que con la falta de patas adecuadas, los megahervíboros de aquella época no podían retirar la cáscara del fruto. En cambio, aprendieron a comerlo con la cáscara incluida. Además, sus gargantas, tractos digestivos y estómagos estaban tan adaptados que pudieron comerlo con la semilla incluida, para luego excretarla completa. Este proceso resultó altamente beneficioso para el árbol del aguacate ya que las pilas de estiércol sirvieron como abono para las próximas generaciones de árboles y lograron esparcirse por un territorio amplio que ahora conocemos como México.
Sobreviviente de la evolución
Sin embargo, los megahervíboros comenzaron a extinguirse y esta especie de relación simbiótica entre los animales y la planta se rompió. Los aguacates perdieron el cobijo y debieron haberse extinguido con este evento, pero eso no sucedió. En cambio, el aguacate se convirtió en un ‘fantasma de la evolución’, una especie que debió haber desaparecido pero que de alguna u otra forma, logró sobrevivir.
El factor decisivo para que el fruto subsistiera fue la longevidad, pues los aguacates logran sobrevivir mucho más tiempo que la mayoría de las especies de árboles. Se tienen registros de árboles de más de 400 años en el centro de México que todavía siguen dando frutos. En ese sentido, el aguacate aguantó sin lograr la fertilización adecuada hasta que el próximo animal encargado de esparcirlo llegara; el homo sapiens.
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