La niñez rural de antaño jugó a la caza de los llamados cusuquitos, o hormiga león, un insecto que vivé en la tierra seca y arenosa de los patios de nuestros hogares.
Tras alimentarse este depredador expulsa los restos de su comida y rehace su trampa en espera de nuevas víctimas.
Si bien en su etapa adulta son animales inofensivos esta última le permite reproducirse permitiéndole volar para encontrar pareja.
Los mirmeleóntidos, conocidos como «hormigas león,» son una fascinante familia de insectos que pertenecen al orden Neuroptera. A pesar de su parecido superficial con las libélulas, se distinguen por sus antenas robustas y uniformes.
El nombre de «hormiga león» se deriva de la etapa larval de estos insectos, que habita en suelos arenosos y excava un hoyo en forma de embudo en el que se oculta, dejando solo sus mandíbulas al descubierto. Los insectos más pequeños caen en esta trampa y se ven atrapados debido a las paredes de arena suelta, lo que permite que el hormiga león los capture y se alimente de ellos. Aunque todas las larvas de Myrmeleontidae son depredadoras de otros insectos, no todas excavan estos hoyos trampa.
La familia Myrmeleontidae alberga una gran diversidad de especies, algunas de las cuales pueden llegar a medir alrededor de 1 cm de longitud cuando están completamente desarrolladas. Estas criaturas están equipadas con mandíbulas grandes y poderosas.
Durante la fase de pupa, que ocurre en primavera, se envuelven en un capullo recubierto de arena. Los adultos son depredadores y se alimentan de pequeños insectos voladores, orugas y otras especies de Myrmeleontidae. La comunicación entre ellos se realiza mediante feromonas, y sus huevos son depositados sobre la vegetación, en el suelo o ligeramente enterrados.
Tras alimentarse este depredador expulsa los restos de su comida y rehace su trampa en espera de nuevas víctimas.
Aunque suelen encontrarse principalmente en regiones tropicales, en Europa también se pueden hallar algunos géneros de mirmeleóntidos, incluyendo una especie que llega hasta Finlandia. Un ejemplo notorio es la especie mediterránea Palpares libelluloides, que puede alcanzar una envergadura de 11 cm.
En cuanto a su descripción física, los mirmeleóntidos varían en tamaño desde insectos relativamente pequeños hasta especies muy grandes, con envergaduras que oscilan entre 2 y 15 cm. Se caracterizan por tener dos pares de alas largas y estrechas con múltiples venas, así como un abdomen largo y delgado. Los machos suelen tener una peculiar estructura llamada «pilula axillaris» en la base del ala trasera y un abdomen más largo que el de las hembras. En cambio, las hembras muestran una mayor variación en la punta de su abdomen y suelen llevar cerdas para cavar y una extensión en forma de dedo.
La larva de los mirmeleóntidos posee un cuerpo robusto y fusiforme, un abdomen rollizo y un tórax provisto de tres pares de patas para caminar. Su cabeza cuadrada y aplanada alberga un par de mandíbulas en forma de hoz con salientes afilados y huecos. Estas mandíbulas están diseñadas para inyectar veneno y enzimas que ayudan a inmovilizar y digerir a sus presas. Las larvas están cubiertas de cerdas que apuntan hacia adelante, permitiéndoles anclarse y ejercer tracción para someter a presas más grandes. Un dato curioso es que las larvas de mirmeleóntidos carecen de ano, almacenando todos los residuos metabólicos que luego son eliminados como meconio al final de su etapa larvaria