Doña Arabela Vargas Rojas, otra centenaria que demuetra que también San Carlos es Zona Azul

Doña Arabela Vargas Rojas, recientemente cumplió 100 años, es otra de las sancarleñas mayores de 95 años, y forjadoras de este cantón, que también puede catalogarse como Zona Azul del país, porque muchos pobladores han superado los 100 años de vida.

Mayra Rojas Barquera del Grupo Preservador de la Tradiciones Sancarleñas, habló con doña Arabela y le contó parte de su vida

DOÑA ARABELA VARGAS ROJAS

Nació el 10-10-1923 en Palmira de Zarcero . Cumplió 100 años el pasado 10 de octubre. Residió en Ciudad Quesada por muchos años, desde hace mas de 30 años vive en San José

Es hija de Roberto Vargas Arrieta oriundo de Cirri de Naranjo , Don Roberto es hijo de Joaquín Vargas Chaves y Eusebia Arrieta Sancho

y su madre Belisa Rojas Arce , oriunda de La Barranca de Naranjo. Hija de Leona Rojas Arce (partera) compartió al lado de 11 hermanos : Elida, Elías, Antonio, Misael, Rafael Ángel, Carmen, Jenny, Jesús , Guillermo, Wilfred y Emilce Vargas Rojas.

Según nos cuenta su hijo Isidro Sánchez, su madre recuerda muchas historias que todavía relata de vez en cuando, “como cuando bajaban en carreta a Cirrí de Naranjo a saludar a la abuela paterna -a doña Eusebia Arrieta Sancho. Había que decirle el Bendito. O cuando los visitaba en Palmira la abuela materna, doña Leona Rojas Arce, la partera, que era oriunda de La Barranca de Naranjo y que no era tan estricta para exigir esas formalidades.”

“Para el tiempo de las frutas iban con don Roberto el papá a cuidar una parcela de maíz y cubaces que tenían por Tapezco y ahí aprovechaban para visitar a ñor Fermán Vargas y su esposa ña Ulogia, que cultivaban árboles nunca vistos, como peras y melocotones. Una vez ña Ulogia se enfermó de gravedad y entonces ñor Fermán, que le hacía a la carpintería, fabricó un ataúd forrado en manta negra, pero la señora mejoró y no se murió. Entonces, para no perder el trabajo, guardaron el ataúd arriba, entre las cerchas del techo, encima de la sala, visible para que todos los chiquillos preguntones -como doña Arabela- quisieran saber qué era aquello tan raro.”

“ Cuando estaba el invierno en su parte más lluviosa, en el centro de Palmira se formaba una laguna -posiblemente un viejo cráter volcánico- y los muchachos hijos del carpintero don Jesús Marín fabricaban botes de madera para navegar a remo. Cuando no había nadie vigilando el embarcadero doña Arabela se montaba y remaba por toda la laguna y si alguien quería acompañarla cobraba diez céntimos. Muy cerca de la laguna estaba la ermita, dedicada al patrón San José. La estatua de este santo -que posiblemente es la que está ahí todavía- había sido donada por don José Rodríguez Rodríguez, uno de los patriarcas de Palmira.”

“ Una vez doña Arabela se metió a la ermita solitaria a fisgonear y le levantó los chingos a San José y salió espantada de ver que no era de carne y hueso sino una armazón de palos y alambres.”

“ En Palmira vivieron los Vargas Rojas hasta los años cuarenta, cuando las crisis de la economía y los efectos de la segunda guerra mundial golpearon duro y entonces emigraron a San Carlos, donde había abundantes tierras baldías y el futuro se pintaba más promisorio. Sin embargo, no fue fácil cambiar la dieta de cubaces por frijoles negros y la de chiverrillos por yuca y tiquisque. Además, las cucarachas de Palmira eran enanas míseras comparadas con las enormes cucarachas de San Carlos y las escasas culebras de Zarcero no asustaban tanto como las enormes matabuey o terciopelos que había en abundancia en las fértiles montañas de Cedral de villa Quesada.

En Palmira, doña Arabela había nacido en una casona de tucas labradas que había sido la primera escuela y que pertenecía a don Salustio Camacho -el suegro del presidente don Chico Orlich- Esa casona estuvo en pie frente a la esquina sureste de la plaza de Palmira, hasta los 70s, cuando don Godo Murillo y su esposa Doña Talía Rodríguez Esquivel, la botaron para construir una moderna casa de bloc. Don Godo le había comprado a mi abuelo antes de la guerra del 48 , cuando don Roberto se fue para San Carlos.

Recuerda doña Arabela que cuando llegaron a lo que entonces era villa Quesada, venían con una mano adleante y otra atrás. Por mediación de doña Mercedes Quesada de Hidalgo, el padre Ramírez les prestó el galerón del turno para vivir y ahí doña Belisa hacía cocadas, con azúcar, huevos y coco rayado. El rayado tenía que ser fino, y eso lo hacía su hermana Lía (Elida) «porque yo era muy haragana, las cocadas las horneaba en el horno del turno.

Doña Arabela y su hermana Lía salían a vender las cocadas que se iban como pan caliente. Costaban diez céntimos y con la plata que hacían compraban casi toda la la comedera de aquel familión.

Según cuenta su hijo Harry a su madre soltera no le gustaban las labores domésticas y así fue como prefirió trabajar de costurera y sastre. Aprendió sastrería con don Enrique Gutiérrez Luna, cuya tienda estaba al costado norte del Cine Sauma.

Nos cuenta su hijo Harold “ una vez vio´una basura de plástico larga con figuritas , de la que pregunto a Don Enrique qué era eso . Don Enrique le explicó que eso eran las películas que daban en el cine. Fue tal desilusión de ver que no era realidad que nunca volvió a ver películas “.

Su hijo Harry nos relata que su padre don Isidro fue maestro en Desmonte de San Mateo, Junta de Abangares, Pital, Las Merceds y ciudad Quesada , luego fue visitador de escuelas , actualmente Supervisor de escuelas .

Don Isidro también se dedicó a la venta de leche , ellos tenían una finca en San Rafael de Florencia vendieron la leche en Ciudad Quesada por muchos años .

Doña Arabela se casó a los 27 años , el 17-12-1950 con el don Isidro Sánchez Bolaños, nacido el 11-10-1914 ,oriundo de San Jerónimo de Moravia , falleció 22-05-1985 , hijo de Máximino Sánchez Bolaños y Salvadora Bolaños Palma.

De esta relación nacen ; Isidro 01-09-1951, Ivan 15-01-1954, Harold,08-03-1955 Ivette,24-03-1956 , Yetty 03-09-1958, José Harry 04-08-1959, Hanzel,04-08-1961 , Ibrahim 14-09-1964 Sánchez Vargas. .

La familia residió por muchos años, en la calle del Ceferino, por la cantina y restaurante instalada en la esquina, donde originalmente vivió la familia zapatera de Don Emilio Vargas .

Dña Arabela siempre se ha caracterizado por ser una persona muy querida en nuestro pueblo ,Ciudad Quesada , se le recuerda por su don de gentes, una persona muy amigable , humilde y servicial.

Dentro de los valores que los padres le enseñaron a sus hijos se destaca: el trabajo , la honradez, el sentido de la responsabilidad, doña Arabela ha sido una persona muy activa, una madre muy chineadora con sus hijos , les enseño el respeto a los demás , la fe en Dios y en la Virgen María a través del rezo del Santo Rosario

En relación a los valores de su familia nos relata su hijo Isidro , “en su casa y en casa de mis abuelos se rezaba el Rosario todos los días y los viernes se rezaba la Pasión también. El Rosario se lo sabía doña Arabela de memoria y la Pasión, que era en verso, la leíamos de un folletito. Al que se había portado mal durante la semana le tocaba leer. Mi hermano Iván, que era muy mal portado, era el que con más frecuencia leía la Pasión. Había una parte en que decía «ECCE HOMO DICE PILATOS Y RESPONDE EL PUEBLO INGRATO QUE MUERA CRUCIFICADO». Como Iván no sabe latín no sabía que ecce homo era «he aquí al hombre» y decía «eche lomo dice Pilatos…», y hasta ahí llegaba el rezo porque todos nos destornillábamos de la risa pensando en el carnicero. En la sala de la casa doña Arabela puso un gran Corazón de Jesús de estampa y siempre protestaba que no había podido llamar al padre Sancho para que lo entronizara, porque para entronizarlo teníamos que portarnos todos muy bien y eso era imposible.”

“ En Palmira mi abuelo Roberto llamaba al Angelus a las cinco o seis de la tarde y Dios guarde faltara alguno porque era fajeada segura. La tía Carmen Vargas Rojas, que acaba de cumplir los 96, todavía tiene la cicatriz en una ceja, de cuando se quedó pegada en una cerca de púas, porque iba corriendo para no llegar tarde al Rosario y don Roberto no perdonaba.”

“ Cuando yo estaba pequeño y me agarraban las seis de la tarde donde mi abuelo Roberto, era obligatorio rezar el Rosario. El abuelo encendía una candela frente a una estampa de la Virgen María y pronunciaba el «Ave María purísima» y había que parar de jugar de inmediato, decir «sin pecado concebida», persignarse y aguantar hasta que terminara el rezo. Ya más grandecitos, cuando ya nos sabíamos el reloj, calculábamos cuando iban a ser las seis para escaparnos anticos de que empezara el Rosario, pero no siempre calculábamos bien y teníamos que chuparnos los cinco misterios, el trisagio y las letanías completas.” Relatos de Isidro Sánchez .

Doña Arabela , es una persona muy activa e independiente, su lucidez mental es envidiable , asume las actividades de la vida diaria :camina sin ayuda , se baña por si sola, se viste sola , es coqueta, su condición de salud es estable , come sin apoyo, le gusta leer los periódicos, con excelente visión, como parte de su receta para mantener esa calidad de vida , es mantenerse activa, disfruta de los helados y el café , siempre recibe las visitas con café y tortillas con natilla . siempre le ha gustado hacer las tortillas , también le encanta el queso .

Disfruta del cariño de su familia quienes están pendientes de su bienestar, el apoyo familiar es fundamental para mantener esa calidad de vida

Mil gracias por su testimonio de vida y por ser un modelo para las futuras generaciones

25-10-2023

MRB

GRUPO PRESERVADOR DE TRADICIONES SANCARLEÑAS