El traslado en el carruaje fúnebre cuesta el equivalente a unos 40 dólares en moneda local, pero, dependiendo del ataúd y la ornamentación, el funeral puede llegar a costar entre unos 200 y más de 800 dólares
Por Nicaragua Investiga
El cochero Ariel Corea maneja con solemnidad un coche fúnebre tirado por caballos durante un emotivo servicio funerario en Granada, Nicaragua, el 23 de noviembre de 2023, como capturado por la lente de AFP/NI. Después de la agotadora vigilia nocturna, Mariela López encabeza el cortejo, siguiendo un elegante carruaje negro tirado por caballos hacia el cementerio de Granada, ciudad colonial que atesora la arraigada tradición funeraria del siglo XIX, compartida por ricos y pobres, detalla un artículo de Nicaragua Investiga
En el féretro reposa su madre, cuyo deseo era ser conducida de manera tradicional en un coche, como relata con pesar López, de 42 años. A lo largo de los 7 kilómetros entre su humilde morada y el camposanto, cuatro músicos, armados con guitarras y trompetas, interpretan las melodías solicitadas por la difunta para su propio funeral.
Raúl Corea, ataviado con un traje azul y rayas grises, junto con una boina y corbata negras, maneja con solemnidad las riendas del coche fúnebre. Este vehículo, de madera tallada y adornado con flores, sigue la antigua costumbre de Granada, con cortinas blancas en las ventanas de vidrio y tirado por dos caballos cubiertos con una malla blanca u oscura.
La ciudad, enclavada a orillas del Lago Cocibolca, mantiene viva la tradición de los funerales con carruajes negros, que ralentizan el tráfico durante el cortejo. Sin embargo, los conductores locales comprenden la importancia cultural y no se quejan, ya que los granadinos también utilizan coches y berlinas como medios de transporte comunes, convirtiendo el evento en un paseo característico para los turistas.
Raúl Corea, con 13 años de experiencia como cochero de carruajes funerarios, comparte su perspectiva sobre la profesión, expresando emociones ante la tristeza de los dolientes. Aunque es una rutina para él, admite que le gustaría que su hijo Ariel eligiera otro camino en la vida, ya que el oficio requiere paciencia y dedicación.
Miguel Mayorga, dueño de la funeraria María Auxiliadora, explica cómo la tradición de los carruajes funerarios en Granada no distingue entre clases sociales, siendo utilizada por ricos y pobres por igual. El traslado en el carruaje tiene un costo asequible, alrededor de 40 dólares en moneda local, aunque el costo total del funeral varía según el ataúd y la ornamentación, pudiendo ascender a entre 200 y más de 800 dólares.
A pesar de la disponibilidad de modernos carros fúnebres, los granadinos prefieren mantener viva la tradición, como destaca Carlos Chavarría. Después del sepelio de su padre, manifiesta su compromiso con la costumbre al afirmar que tanto su madre como su padre y un hermano han sido llevados en estos coches fúnebres. Cuando llegue su turno, espera que Ariel, el hijo de Corea, sea el cochero que lo lleve por última vez por las adoquinadas calles de Granada.