La Zona Norte de Costa Rica se enorgullece de albergar al guapinol (Hymenaea courbaril), un árbol emblemático cuyo fruto posee notables propiedades nutritivas. Este árbol, característico de las bajuras de la región, no solo destaca por su madera de alto valor en términos forestales, sino también por la riqueza nutricional que aporta a través de sus frutos.
El nombre «guapinol» tiene sus raíces en el náhuatl, significando «árbol de harina». Este árbol se distingue por su aroma penetrante y apariencia polvosa, y ha sido parte integral de la cultura local. Una tradición notable es la mezcla de guapinol con harina de maíz para la elaboración de tortillas, demostrando la versatilidad de este recurso natural en la cocina tradicional.
No solo apreciado por su función alimentaria, el guapinol ha sido históricamente esencial para las comunidades locales debido a su madera, ámbar y resinas utilizadas en rituales y ceremonias indígenas. La madera del guapinol, rica en resinas, ha sido empleada incluso en la fabricación de incienso, subrayando la diversidad de usos que los habitantes originales atribuían a este árbol.
El fruto del guapinol, que mide entre 5 y 12 centímetros, presenta una vaina de color café oscuro tirando a rojo. Dentro de esta vaina se encuentran de 4 a 6 semillas cubiertas por una pulpa comestible y dulce, de color amarillo café, que se presta para la elaboración de batidos y otras preparaciones culinarias.
Además de su valor alimentario, se le atribuyen propiedades medicinales a la corteza y hojas del guapinol. Se ha utilizado tradicionalmente para detener diarreas, aliviando dolores de estómago y demostrando ser un antidiabético y antirreumático efectivo. En algunas culturas, se emplea para combatir la disentería, infecciones urinarias y la hipertensión.
Este árbol, que alcanza altitudes de hasta 1000 metros, se destaca por su madera excepcionalmente dura y apreciada en construcción. Aunque no es tan abundante en Costa Rica, se puede encontrar en la costa pacífica, especialmente en la Región Huetar Norte y Atlántica.
La presencia del guapinol en los potreros y su relación con la elaboración del pinolillo por los indígenas mesoamericanos resalta su importancia histórica y cultural en la región. Esta mezcla, compuesta por maíz, maní, cacao y la pulpa del guapinol, no solo evidencia su valor nutricional, sino también su relevancia en aspectos fisiológicos, curativos, religiosos y mágicos.
En resumen, el guapinol no solo es un tesoro forestal de la Zona Norte de Costa Rica, sino también un símbolo de la riqueza cultural y nutricional que aporta a las comunidades locales. Su versatilidad y su conexión con tradiciones ancestrales lo convierten en un elemento fundamental en el tejido histórico y ecológico de la región.