El trágico suceso que cobró las vidas de Kristel Fernandez, una joven de tan solo 21 años, y su hija de cuatro años, el pasado 16 de abril en Limoncito, Limón, ha sido vinculado por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) a un acto de venganza perpetrado por una banda criminal a la que la joven denunciaba valientemente en sus redes sociales.
Según las autoridades, el ataque ocurrió a medianoche cuando desconocidos dispararon contra su casa de manera indiscriminada, cobrándose la vida de ambas víctimas inocentes.
Randall Zúñiga, director del OIJ, confirmó que Kristel no tenía vínculos con grupos delictivos, sino que, por el contrario, se encontraba en una posición de oposición pública a una banda criminal específica, expresada a través de sus redes sociales. Este acto de valentía, lamentablemente, la habría puesto en la mira de dicha organización, lo que llevó al fatal desenlace.
Las declaraciones de Zúñiga se produjeron después de una intensa labor de investigación que resultó en 11 allanamientos y cinco detenciones de individuos sospechosos de pertenecer a la banda liderada por un fugitivo conocido como Tony Peña. Este individuo es buscado tanto por las autoridades costarricenses como por la agencia antidrogas estadounidense, la DEA, debido a sus supuestas actividades relacionadas con el narcotráfico en la región del Caribe.
A pesar de este golpe contra su red criminal, Tony Peña continúa prófugo, demostrando la dificultad que enfrentan las autoridades en su captura. En febrero, un intento de arresto liderado por 500 agentes del OIJ fracasó debido a un fallo en el dispositivo de seguridad que rodeaba la residencia del sospechoso, equipada con cámaras de vigilancia.
Las investigaciones policiales han revelado que la banda de Tony Peña está vinculada a al menos 15 homicidios en la región de Limón, todos perpetrados bajo la modalidad del sicariato, lo que subraya la peligrosidad y violencia de esta organización criminal.
