Religioso cumple condena en cárcel tras histórica sentencia por agresión a menor
Manuel Guevara Fonseca, clérigo sentenciado a 18 años por agredir sexualmente a un adolescente durante su servicio en una parroquia, inició este 20 de marzo su reclusión en un penal costarricense.
La decisión judicial, confirmada tras agotarse las apelaciones, puso fin a casi un año de arresto domiciliario con vigilancia electrónica que se le otorgó durante el proceso.
El caso, que conmovió a la sociedad costarricense, se remonta a 2019, cuando la víctima —identificada como Ortiz, entonces de 23 años— reveló que sufrió los abusos a los 12, mientras era monaguillo en la iglesia de Vásquez de Coronado. Investigaciones posteriores expusieron que las autoridades eclesiásticas recibieron una denuncia formal contra Guevara en 2015, pero omitieron acciones decisivas hasta que el escándalo se hizo público cuatro años después.
Silencio institucional y consecuencias
Aunque la Curia Metropolitana trasladó al sacerdote a la parroquia de Santo Domingo tras la acusación inicial, no fue hasta 2019 que se notificó al Vaticano sobre su conducta. Este retraso en aplicar medidas disciplinarias generó críticas hacia la institución religiosa por presunta negligencia.
Riesgos en reclusión
Expertos en el sistema carcelario advierten que Guevara enfrentará desafíos adicionales debido al perfil de su delito. Internos condenados por crímenes contra menores suelen ser objeto de represalias, lo que agrava las condiciones de encierro.
Con su ingreso al penal, se materializa un hito en la lucha contra la impunidad en casos de abuso clerical. La familia de Ortiz, tras una batalla legal de casi cinco años, calificó este hecho como un paso hacia la reparación simbólica, aunque subrayaron que el trauma persiste. El proceso judicial evidenció fallas en los protocolos eclesiásticos para proteger a menores, reabriendo el debate sobre la transparencia en instituciones religiosas.