Una vez más, los policías fronterizos demostraron que los principios no se compran ni con billete nuevo, cuando un extranjero en condición migratoria irregular creyó que 10 mil colones eran suficientes para hacerlos mirar hacia otro lado. Spoiler: no lo logró.
El protagonista de esta historia es un ciudadano nicaragüense de apellido Calero, quien se metió al país este martes por el famoso “punto ciego” llamado El Muro —sí, nada sospechoso ahí— y creyó que podía escabullirse entre unos furgones como quien juega a las escondidas con la ley. Pero la Policía de Fronteras, como buen equipo con visión periférica, lo ubicó en segundos.
Cuando los oficiales lo abordaron, Calero pensó que con una generosa “donación” de 10.000 colones (el equivalente a una cena rápida y ni siquiera en combo grande) podría evitar que le decomisaran la mercadería que había pasado de contrabando y, de paso, que lo dejaran tranquilo sin entregarlo a Migración.
Lamentablemente para él —y afortunadamente para la decencia— no solo no compró el silencio policial, sino que le decomisaron el dinero, lo arrestaron y ahora lo investigan por el delito de penalidad del corruptor. Todo bajo la mirada atenta de la Fiscalía de Los Chiles, que ya conoce este tipo de intentos dignos de una telenovela de bajo presupuesto.
Y ojo: este no es un caso aislado. El pasado 20 de abril otro compatriota suyo intentó lo mismo, como si fuera parte de una nueva tendencia: “Soborna y pierde”. Spoiler #2: tampoco funcionó.
El mensaje es claro: en la frontera norte no se compra integridad con sencillo. Mejor no intente ser creativo con la ley.
