La noche del martes, la cárcel de Pococí vivió una escena digna de película… o de caricatura. Un ágil agente de la Policía Penitenciaria divisó algo sospechoso en la zona verde: un gato con actitud de espía internacional. El minino no venía por caricias, sino con un par de “paquetitos especiales” pegados al cuerpo.
Los oficiales, veloces como un rayo y con reflejos felinos, lograron interceptar al animalito antes de que su “entrega especial” llegara a manos equivocadas. El cargamento: 235 gramos de aparente marihuana, 67 de pasta de crack y papel para hacer boletas.
El gato fue puesto a salvo y remitido a SENASA, donde seguramente recibirá atención… y un buen interrogatorio (o al menos, un poco de comida). Mientras tanto, la droga fue decomisada y los reclusos se quedaron sin su delivery estilo “Misión Imposible versión gatuna”.
Ni Tom, ni Jerry. ¡Este gato sí que sabe meterse en problemas!