El balón aún rodaba cuando Josué Chinchilla Fonseca, de 35 años, cayó al suelo en medio del partido. Fue en la comunidad de Los Ángeles de San Pedro de Pérez Zeledón, durante una de esas tardes que él tanto disfrutaba: fútbol, amigos y pasión por el deporte. Pero esta vez el juego se detuvo de forma abrupta. A pesar de los intentos por reanimarlo, Josué fue declarado sin vida en el mismo lugar. El golpe fue inmediato y devastador.
Platanares, su tierra, despertó este lunes con el alma encogida. La noticia de su fallecimiento se propagó rápidamente, dejando una estela de tristeza entre quienes lo conocieron. No solo lo recuerdan por sus goles, sus jugadas o su camiseta empapada de esfuerzo. Lo recuerdan por su sonrisa sincera, por su entrega en la cancha y fuera de ella, y por su compromiso como funcionario de la Policía Penitenciaria.
“Era respetuoso, colaborador, comprometido. Un compañero que se hacía querer”, compartieron sus colegas del sistema penitenciario, aún consternados por la pérdida de quien, más que un compañero, era un amigo leal.
En redes sociales, el adiós se expresó en forma de homenajes. Equipos distritales de Platanares compartieron fotografías que muestran a Josué en su elemento: el campo de juego. Uno de los clubes escribió con nostalgia: “Buen amigo, entregado, siempre con una sonrisa. Te vas demasiado pronto”. Las muestras de cariño inundaron Facebook:
“Un ser humano ejemplar”,
“Gracias por tu amistad y tu pasión”,
“Que Dios te reciba con los brazos abiertos”.
Josué deja una huella imborrable. En cada cancha que pisó, en cada compañero que alentó, en cada jornada de servicio que cumplió. Su vida, marcada por la solidaridad y la pasión, se apagó inesperadamente, pero su memoria seguirá latiendo en los corazones de quienes compartieron su camino.
