Foto principal por: Leonardo Borges o STOCKEROcr,
Cada amanecer en Costa Rica, mientras los vehículos retumban sobre el asfalto rumbo al trabajo o a la escuela, en algún rincón del país yace el cuerpo sin vida de un animal silvestre. No es una escena aislada ni accidental: es parte de una tragedia cotidiana que cobra la vida de más de 3 600 animales por año, según estimaciones del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y organizaciones conservacionistas.
Lo que para muchos es un simple trayecto, para la fauna nacional representa un campo minado. En promedio, 10 animales silvestres mueren atropellados cada día en nuestras rutas. Felinos, aves, reptiles y pequeños mamíferos no logran sobrevivir al cruce de carreteras que fragmentan sus hábitats naturales.
El manigordo: rostro de una crisis
La víctima más frecuente y emblemática es el manigordo (Leopardus pardalis). Solo en el primer semestre de 2025, se reportaron 34 felinos silvestres muertos, entre ellos 24 manigordos, seis yaguarundis, dos pumas, un jaguar y un caucel.
Para muchas personas, el manigordo es apenas un nombre curioso. Pero para los biólogos y rescatistas, representa un símbolo trágico. Desde 2012, más de 539 felinos silvestres han sido atropellados en el país. Solo el 12% logró llegar con vida a un centro de rescate. Apenas un 4% fue liberado de nuevo en su entorno natural.
Rutas de alto riesgo
Las carreteras más peligrosas para la fauna coinciden con zonas de gran biodiversidad:
- Ruta 1 (Cañas–Liberia)
- Ruta 32 (Río Frío–Moín)
- Ruta 34 (Hacienda Barú)
- Ruta 4 (Vuelta Kooper–Chilamate)
- Ruta 35 (Punta Norte–San Carlos)
- Ruta 257 (Moín)
No solo felinos: el drama de otros animales
El fenómeno no discrimina. Aves como zopilotes, martillas, águilas o tucanes también figuran entre los más atropellados. Reptiles como iguanas y garrobos, o mamíferos como puercoespines y monos congo, forman parte de las víctimas silentes que nadie cuenta.
En 2024, el Minae reportó que en solo un año murieron 2 858 aves, 2 807 mamíferos y 352 reptiles, tanto por atropellos como por electrocución. Y esto apenas es lo registrado: muchas muertes no se documentan.
El país ha comenzado a reaccionar. Desde hace más de una década, instituciones como el CONAVI, Minae y varias ONGs impulsan pasos de fauna elevados e inferiores, señalización vial especializada, y reducción de velocidad en puntos críticos.
Además, iniciativas como el “Día del Felino Silvestre” han servido para concienciar. En 2025, el país impulsó la campaña “Duelo Nacional”, buscando que los conductores entiendan la magnitud de lo que ocurre en las rutas que recorren cada día.
También se avanza en el Plan Nacional de Reconexión de Ecosistemas, que busca incorporar pasos de fauna como requisito obligatorio en la construcción y mejora de rutas, y una reforma legal que exigiría esta medida en todo nuevo proyecto vial.
La ciencia ciudadana ha sido clave. Plataformas como iNaturalist CR y el sistema SITADA permiten reportar animales atropellados, generando mapas de calor que ayudan a identificar puntos críticos.
Un país biodiverso, una responsabilidad compartida
Costa Rica presume su megabiodiversidad ante el mundo. Pero esa riqueza está siendo aniquilada lentamente por una red vial que no ha sido diseñada pensando en los animales que también habitan el territorio.
Es urgente ampliar los pasos de fauna, colocar señalización visible y formar a los conductores sobre esta problemática. Porque si no se toman decisiones estructurales pronto, cada kilómetro asfaltado puede convertirse en una trampa mortal para las especies que aún resisten.
El país que tanto se enorgullece de su naturaleza debe demostrar con hechos que la quiere proteger. La próxima vez que usted vea una señal de cruce de fauna, recuerde: no es una decoración, es una advertencia… y tal vez, una oportunidad de salvar una vida.