El antiveneno de la víbora matabuey se utiliza para fabricar suero antiofídico polivalente que, por reacción inmunológica cruzada, ayuda a contrarrestar envenenamiento de otras 17 especies.
La matabuey, una de las víboras más grandes del mundo, y en Costa Rica está en peligro debido a la pérdida de su hábitat, la extracción ilegal con fines de coleccionismo y el exterminio de ejemplares.
Investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) estudian la especie en su hábitat natural y a la vez conservan el bosque húmedo tropical primario. Este conocimiento se utiliza en el manejo de la serpiente en cautiverio para asegurar un banco de veneno para los próximos años.
De acuerdo a un artículo de UCR Costa Rica, donde el 54,2 % del territorio posee cobertura forestal, ocurren entre 500 y 600 accidentes por mordedura de serpiente al año. De estos, máximo tres desencadenan en la muerte de la persona. Esa baja mortalidad se debe, en parte, a la labor que realiza el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica que, desde 1970, trabaja en investigación y fabricación de antídotos.
Según la información de la UCR anualmente, el Clodomiro distribuye aproximadamente 100 000 frascos de suero antiofídico que salvan las vidas de entre 10 000 y 20 000 personas, no solo en Costa Rica, sino en 14 países de alta vulnerabilidad social.
La mayoría de las mordeduras de serpientes ocurren en países pobres y afectan a personas de escasos recursos que viven en zonas rurales, señala el artículo de la UCR.
Uno de los sueros utilizados resulta de la mezcla de los venenos de la serpiente terciopelo (Bothrops asper) del Atlántico y el Pacífico, la cascabel (Crotalus simus) y la matabuey (Lachesis stenophrys). Esta combinación de toxinas, conocida como suero polivalente, tiene una reacción cruzada que cubre el envenenamiento de las 17 especies de la familia Viperidae como mano de piedra (Atropoides mexicanus), oropel (Bothriechis schlegelii) y toboba (Porthidium nasutum), entre otras.
El proyecto de conservación y reproducción de la matabuey, ejecutado por el equipo del serpentario del Instituto Clodomiro Picado y la empresa turística Ríos Tropicales, consta de dos métodos. Uno de ellos es conservar la especie in situ, es decir, en su hábitat natural.
Ríos Tropicales posee una reserva privada de 975 hectáreas de bosque, ubicada en Siquirres de Limón ?Caribe de Costa Rica?. Esta resguarda el 10 % del área que comprende el Corredor Biológico Barbilla – Destierro, que conecta con la cordillera de Talamanca donde yace mucho del bosque primario del país.
Trabajar con la matabuey es un enorme desafío. Es una de las especies de serpiente más complicadas debido a que son muy sensibles al estrés. Sufren del síndrome de mala adaptación: se estresan tanto que dejan de comer y mueren de inanición.
En este sentido, los investigadores no solo se enfrentaban al reto de que la serpiente se adaptara al cautiverio sino que lo hiciera de tal forma que llegara a reproducirse.