«En medio de toda ésta emergencia por el virus del Covid, hemos visto la generosidad, la solidaridad, el amor por el prójimo y el corazón de muchos por dar hasta de lo que no tienen. He sido sorprendida por mis vecinos, por mi familia y hasta por el gobierno mismo«,
Esto es lo que expresa Hiqui Maleku Morera Castro del Rancho, indígena propietaria del Rancho Maleku Ni Urijifa Tata, un emprendimiento de turismo que tiene en la Reserva Indígena los Maleku Guatuso de Alajuela. Ella sufre los embates de la crisis, ya que de la noche a mañana ningún turista regresó más al rancho.
Hiqui es madre de dos hijos a los cuales debe luchar por sacar adelante en medio de la incertidumbre por la crisis.
«En éstos momentos estoy sin trabajo, cuando inició todo esto entré en desesperación y hubo días muy difíciles en los cuales me sumergía en la negatividad y pensaba qué iba a suceder en el futuro, tuve que darme un golpe de conciencia, sacudirme y decir basta, a esto le ponemos el pecho y a salir adelante.
–Tengo deudas, así como mucho de ustedes. Una de las cosas que más me quitaban «la paz» pues uno piensa en la morosidad, me van a manchar mi récord crediticio y un montón de cosas más venían a mi mente. Luego pensé que lo más importante de momento es la salud y tener los alimentos para la familia, así que tomándome de eso suspiré.
«Sequé las lagrimas y comencé a traer pensamientos positivos»
Sequé las lágrimas y comencé a traer los pensamientos positivos y a buscar soluciones. En estos días hemos dedicado el tiempo para sembrar, con pala en mano bajo un tremendo sol. Me sentaba a descansar y veía como todo iba tomando forma y es que a veces olvidamos que lo que tenemos en frente nos provee más de lo que imaginamos.
Vía mis manos sucias, lastimadas y recordaba cuando mi viejo nos llevaba a la finca a sembrar, y dije gracias Pa por todas ésas enseñanzas. Hoy estoy más tranquila esperando que ésta situación mejore y que pronto volvamos a trabajar, que nuestro Rancho se llene de gente, de sonrisas, que nuestro sendero esté lleno de huellas, suyas y mías, porque aquí está la inversión de años, de tiempo, de amor y de perseverancia.
–Gracias a Los Ángeles que me han dado la mano, a mi vecino que siembra para vender, un día vino y traía un racimo de plátanos y un ayote. -Me dice Hiqui, aquí les traigo esto para que tengan, si necesitan arroz o frijoles me dice, no tengo mucho pero ahí compartimos, el corazón se me estrujó de ver tanta bondad frente a mi.
–Luego apareció mi hermano con su esposa, él que también está sin trabajo, me traían huevos y un pollo, nos tiramos un beso pero por dentro quería abrazarlo, a mi madre que me ha dado de lo que tiene en su mesa, y a mis dos Ángeles que están al pendiente de nosotros a la distancia. Al gobierno que en conjunto con el gobierno local de nuestra comunidad la Asociación de Desarrollo Integral nos trajeron el día de ayer un diario, que han trabajado fuertemente y que han puesto de su tiempo para llegar a cada casita de nuestra comunidad, qué más le puedo pedir a la vida.
Nos hemos puesto a prueba, que tan frágiles somos a veces y qué tan agradecidos hay que ser en ésta somos a veces y qué tan agradecidos hay que ser en ésta vida», expresa, esta mujer que como muchas más sufren la crisis.
son tierras maleku