“Mi padre ayer falleció, cuando recibí la noticia lloré un torbillino de odio y rabia me envolvió y se metió en mi hasta arrancarme el alma. No puede evitar escupir mi odio contra los sandinistas”, escribió uno de sus hijos.
El doctor Carlos Cardenas Canales, médico nicaragüense que tenía un consultorio privado en Nicaragua y que antendió muchos pacientes contagiados de coronavirus, murió esta semana en el Hospital Monte España, de ese país, esperando ser atendido e entubado rápido ya que se ahoga, pero la ayuda no llegó rápida relato una de su hija Camila Cárdenas, al diario la Prensa de Managua.
El médico tenía 71 años y era internista diabetólogo, con más de 40 años de ejecer la profesión. Era doctor muy reconocido en el país, fundador del Sumedico ye Sistema de Salud Provicional de Nicagua.
“Llegamos al Hospital, yo gritaba que los atendieran, pero el personal nos miraba como bichos raros”, asegura su hija , quien también gritaba que su padre era el doctor Cardenas que la ayudaran, pero la ayuda no llegó rápido.
Según la familia el tiempo perdido en pasillos de emergencias le costó la vida al medico, ya que a pocos minutos que fue atendido murió.
Carlos Cardenas, dijo al diario al Prensa que el los nicaragüenses están condenas, a morirse en un hospital, ya que los centros médicos ya sean privados o públicos prácticamente están colapsados.
Según la familia el médico se había resistido ir al hospital nicaragüense porque decía que ir ahí era un matadero y decía que no quería privar del oxígeno y cama a otro paciente que realmente lo necesitaba.
Atendió pacientes hasta sus últimos días
Cuenta su hija que su padre no dejó de atender sus pacientes, hasta el 21 de mayo, día que dejó tirado el teléfono y no aguanto más y se fue acostar. El 25 de mayo el oxígeno que tenía conectado no fue suficiente, y requirió se trasladado a al hospital para entubarlo, pero no sobrevivió.
La hija también denuncio la falta de humanismo, del personal del Hospital, ya que no querían entregarle el acta de defunción, alegando que el paciente, no había muerto en el hospital.
El médico fue incinerado, y las cenizas la guardan su familia en espera a que pase la pandemia, para hacerle un funeral como él hubiera deseado.
Tomado del Diario la Prensa de Nicaragua.