(Video) Tiricias de Pocosol, paraíso sancarleño que «hechiza», como salido de un cuento mágico

Mientras más veces visita uno  Tiricias de Pocosol, San Carlos, más veces se cautiva y se enamora  de este hermoso lugar que  hechiza  a su llegado cuando la vista choca con el majestuoso Río San Juan, calmo e imponente y misterioso. A su orilla se levanta  la  gran Reserva Indio Maíz, de lado nicaragüense.

Tiricias es un lugar mágico por donde quiera que se le vea. Es un paraíso lleno de verdor, incrustado entre promontorios  verdes cubiertos por ganado que pastan en sus praderas.

Pocos lugares de San Carlos son tan imponentes  y mágicos como este. Es como  salido de un cuento con paisajes onírico e idílico lleno de vida. Virgen en turismo,  pero con potencial incalculable de dimensiones incalculables.

Está ubicado a 120 kilómetros al norte de Ciudad Quesada, San Carlos, Alajuela, Costa Rica en la frontera norte, donde aún  quedan algunas montañas vírgenes, cubiertas de vegetación con especies únicas aves y plantas.

Recorrer Tiricias por la llamada Trocha o Ruta 1856,  es reencontrarse con un mundo perdido que salió a la luz gracias al este proyecto, por desgracia,  fallido por la corrupción que carcome Costa Rica.

Esta comunidad sancarleña,   la cruza el imponente Río San Juan, uno de los  más grandes de Centroamérica, teñido de agua color café, autopista acuática del desarrollo comercial, escenario histórico de luchas y disputas entre Costa Rica y Nicaragua. Río donde desembocan la mayoría de ríos de la Zona Norte y Atlántica de nuestro país.

Es un pueblito, a la orilla del San Juan de un cuantas casas y rodeados de potreros y repastos verdes donde pastan algunas vacas y   caballo. Algunos promontorios surgen de la nada en los potreros y sirven de atalayas para admirar el serpenteante Río San Juan con sus botes y lanchas con banderas nicaragüenses que cada rato transitan por esta autopista acuática y que en algunos lugares tienen más de un kilómetro de ancho. Aguas que corren hasta su desembocadura en el océano Atlántico. .

Tiricias es mágico, silencioso ante la imponencia del río. Ingresar a este pueblito es reencontrarse con la naturaleza, con la quietud, sólo interrumpida por el sonido de las aves acuáticas. Todo aquí es silencio, incluso el río se mueve serenamente por las llanuras, sin producir ruido alguno, de vez en cuando el silencio es interrumpido por el ruido de algún motor de lancha nicaragüense que pasa a gran velocidad por el río.

Escenas como como estas son comunes en esta comunidad

Tiricias a orillas del Río San Juan

Al otro lado del río y en territorio nicaragüense surge de la nada la gran  Reserva Biológica Indio Maíz  de 3180 kilómetros es considerada una de las reservas naturales mejor preservadas en Nicaragua. Hogar de una amplia variedad de animales como tucanes, guacamayas, colibríes y loros. Venados, perezosos, jabalíes, pumas, jaguares, pacas, zorros e incluso manatíes, además de las tres especies de monos que viven en el país (mona congo, cara blanca y mono araña). Asimismo, se pueden encontrar ranas venenosas, serpientes, cocodrilos, tortugas e iguanas.

Tiricias, podría ser la otra Fortuna de San Carlos, sin volcán, con el imponente Río San Juan, un atractivo imponente, mágico lleno de vida y quietud.

Mejorar la vía de acceso y crear la infraestructura adecuada es el gran reto de los sancarleños para ampliar este polo turístico de gran belleza escénica del cantón y sobre todo brindar seguridad al visitante.

Para llegar a Tiricias hay que dirigirse a Pocosol de San San Carlos, seguir la vía que lleva a los Chiles de Alajuela y en la comunidad de San Humberto de los Chiles, desviarse por con dirección a la comunidad del Concho de Pocosol, pasando por Llano Verde, el Jobo, ruta nacional 761 de 52 kilómetros de carretera de lastre que el gobierno empezó a reparar hace unas semanas, pero que tienen serias deficiencias en los últimos kilómetros antes de llegar Tiricias.

Casa campestre en Tiricias

También hay que mejorar la Trocha fronteriza, este es otro reto para potenciar el turismo en la frontera norte de nuestro país. Una zona olvidada pero con gran potencial económico y rico en recursos naturales, como pocos..

Es una zona muy productiva, con grandes extensiones territorios dedicados a la ganadería, rodeadas de algunas montañas.

La actividad piñera predomina en esta zona, hay siembras a pocos kilómetros de aquí, pero se puede convivir con la actividad, mientras se realice sosteniblemente.

En las manos de los sancarleños está potenciar este polo de desarrollo turístico fronterizo con el hermano país Nicaragua, lleno de vida e historia.

Hermosos humedales surgen de la nada en esta tierra mágica.