Diversas organizaciones mundiales como la FID y aliados lanzan una campaña internacional de apoyo a Amal, una joven sudanesa de 20 años que se enfrenta a la muerte por lapidación y que es acusada por adulterio. Se ha publicado una petición en Avaaz. La FIDH está en contra de cualquier forma de pena de muerte y reconoce que la lapidación es una de sus formas más monstruosas.
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El 26 de junio de 2022, el Tribunal Penal de Kosti, en el estado sudanés del Nilo Blanco, condenó a Amal, [1]. una mujer de 20 años, a morir lapidada tras ser declarada culpable de violar el artículo 146 (2) (adulterio) del Código Penal sudanés de 1991.
El Centro Africano de Estudios para la Justicia y la Paz (ACJPS), el Observatorio de los Derechos Humanos de Sudán (SHRM), la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH) y nuestros aliados: el Grupo de Acción de Mujeres de Darfur de Estados Unidos, la organización de Nora para combatir la violencia contra las mujeres y las niñas, No a la Opresión de las Mujeres, REDRESS, Iniciativa Estratégica para las Mujeres del Cuerno de África (SIHA Network) y Acción por los Derechos de las Mujeres Sudanesas (SuWRA) – piden a las autoridades sudanesas que anulen esta sentencia por considerarla un castigo cruel, inhumano y degradante y que garanticen la liberación inmediata e incondicional de Amal.
La declaración constitucional sudanesa de 2019 sigue aprobando el uso de la pena de muerte, incluso para un delito hudud [2]. como el adulterio. Sin embargo, la aplicación de la pena de muerte por lapidación por el delito de adulterio (zina) es una grave violación del derecho internacional, incluido el derecho a la vida y la prohibición de la tortura y los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Estos se recogen en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y en la Convención contra la Tortura, a la que pertenece Sudán.
«La lapidación es una forma de castigo extremadamente cruel, entre los peores tipos de tortura. Esta violencia brutal desafía mi comprensión, especialmente en nuestro contexto global para los derechos humanos y el derecho a la dignidad en todo el mundo, e ilustra lo crueles que pueden ser los hombres con las mujeres. Pedimos a la sociedad sudanesa, a las autoridades y a la comunidad internacional que pongan fin a esta monstruosidad.» dijo Alice Mogwe, presidenta de la FIDH.
En Sudán, la mayoría de los casos de adulterio se presentan contra mujeres, lo que pone de manifiesto la aplicación discriminatoria de la ley, en violación del derecho internacional que garantiza la igualdad ante la ley y la no discriminación por motivos de género.
Las organizaciones condenan el uso de la pena de muerte en todos los casos. El caso de Amal pone de manifiesto la necesidad urgente de que las autoridades sudanesas declaren una moratoria inmediata de todas las ejecuciones en Sudán con vistas a abolir la pena de muerte y a revisar toda la legislación que tenga el propósito o el efecto de discriminar a las mujeres.
Es el cruel destino al que se enfrenta Amal. Solo tiene 20 años y un juez decidió que merece morir torturada por haber cometido un adulterio. Se trata de la primera condena a lapidación registrada en Sudán durante la última década.
Pero aún queda esperanza: Amal apeló la decisión y el tribunal podría anular la sentencia y salvarle la vida.
No hay tiempo que perder: Amal seguirá entre rejas hasta que los tribunales decidan su destino, por eso debemos poner su caso en el centro de todas las miradas con una abrumadora muestra mundial de solidaridad e indignación. Firma ya y cuando cosechemos un apoyo multitudinario, entregaremos nuestro llamamiento directamente a los principales gobiernos con los que Sudán está buscando alianzas, para que exijan libertad para Amal. Firma ya y difunde entre todos tus contactos.