Los diputados continúan hoy con las discusión del proyecto para prohibir las «terapias» de conversión, en la Comisión de Derechos Humanos, a la 1:15. Paralela a la sesión grupos de defensa de los derechos humanos realizarán un plantón en las afueras del Congreso, al costado sur, entrada principal.
La propuesta nació en en 2018 por el exdiputado frenteamplista José María Villalta pretende que se prohíba «amenazar, coaccionar o forzar a una persona a esconder, modificar o negar sus características sexuales, identidad de género, expresión de género u orientación sexual, así como a someterse a tratamientos aversivos de cualquier índole que pretendan convertir, revertir o modificar a modo de pretendida curación sus características sexuales, expresión de género, identidad de género u orientación sexual y que representen una amenaza para su salud, bienestar y libertad individual».
Se trata del expediente 20.970, denominado Adicción de los Artículos 35, 68 bis y de un un inciso e) al articulo 260 de la Ley General de Salud N 5395 en estudio de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso.
Cabe destacar que las torturas que pretenden convertir las orientaciones y características sexuales u identidades de género, explicó «es una realidad que están enfrentando muchas personas LGBT. Sobre todo adolescentes y personas en edad de infancia se están viendo expuestas a estos procesos de tortura para anular una parte fundamental de su identidad de género o su orientación sexual»
De acuerdo con el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica la denominadas “terapias de conversión”, también llamadas “terapias reparativas”, son prácticas que pretenden modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona.
«Sin bien estás prácticas fueron bastante utilizadas en el pasado, hoy se reconoce que en dicho momento se actuó bajo el amparo de la ignorancia, al considerar la diversidad sexual como un “enfermedad” o “rareza”; lo que entre otras cosas llevó violentar los derechos humanos de aquellas personas que fueron forzadas a someterse a las “terapias” o que de forma seudo voluntaria, asistían a las mismas, más por presión familiar y social, que por convencimiento» detalla el Colegio.
Según el Colegio de Psicólogos al igual que en otras ciencias, con el paso del tiempo, el avance de las investigaciones y la comprensión de la naturaleza humana, en la Ciencia Psicológica se han dado importantes avances, que permiten modificar e incluso abandonar prácticas que lejos de ser beneficiosas para las personas, resultaban ser un completo irrespeto a uno de los más básicos derechos de los seres humanos, el de la expresión de su sexualidad y de su identidad de género.
«Hoy en día se conoce con absoluta precisión que el género biológico con el que nacen las personas es solo un componente más de la integralidad del ser humano y que de ninguna manera es un determinante para la orientación sexual o para la identidad de género. Por lo tanto, elecciones sexuales de corte homosexual, bisexual, pansexual, heterosexual, entre otras, son solo expresiones perfectamente normales de la sexualidad humana, siempre que no violenten los derechos de las demás personas, tal como sucede en los casos de abuso y violación sexual, trata de personas, relaciones impropias, etc. Así mismo hoy se entiende que existen muchos casos dónde el género biológico no concuerda con la identidad de género que tienen las personas y que es absolutamente justo que cada quién emprenda las actividades necesarias para tener el cuerpo que concuerda con su identidad.
De la misma forma, en que una persona tiene el derecho y la libertad de asistir al gimnasio para esculpir su cuerpo, de realizarse una cirugía estética para corregir una parte de su físico o de tomar un medicamento para modificar una condición que le es inconveniente; las personas que experimentan una falta de concordancia entre su cuerpo biológico y su verdadera identidad de género, deben tener la posibilidad de realizase las modificaciones físicas que gusten o de no hacerlo si lo prefieren, pero en definitiva de vivir, expresarse y recibir el reconocimiento de lo que son en su esencia, sea que se identifiquen con el género femenino, masculino, una combinación de ambos o sencillamente no binarios.
A razón de lo anterior, este Colegio de Profesionales se manifiesta en total oposición a las mal llamadas terapias de conversión, ya que son prácticas “pseudo científicas”, que pretenden tratar como enfermedad a algo que en definitiva no lo es, y obligar a las personas a comportarse y sentirse según las exigencias sociales, dentro de un marco, que pretende señalar como anormal, todo lo que se salga de la visión tradicional, en este caso heteronormativa. Sin duda estas prácticas atentan contra los derechos de las personas a vivir con libertad y dignidad su identidad de género y su elección sexual, de una forma saludable.
El grupo Resistencia LGBTIQA C.R externó el siguiente comunicado: «Como organizaciones y personas defensoras de los derechos humanos apoyamos el proyecto de ley 20.970 para prohibir todas aquellas “Torturas” dirigidas a revertir o modificar la orientación sexual y la identidad de género de las personas LGBTIAQ+ disfrazadas de “terapias de conversión” que se discute actualmente en la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa y que acertadamente buscar prohibir este tipo de actividades que atentan contra la integridad física, emocional y psicológica de las personas con una sexualidad diversa.
Según Shi Alarcón-Zamora, vocerx de Resistencia LGBTIQA+ de CR: “Las personas LGBTIQA+ no necesitamos curarnos de ser quienes somos: tener una orientación sexual o identidad de género diversa/diferente, no es una enfermedad mental ni física, es una forma de vida como cualquiera otra. Los intentos de patologizar, borrar o cambiar la identidad de las personas, negar su existencia como lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o de género diverso y provocar el odio hacia sí mismo, tienen consecuencias profundas en su integridad y bienestar físicos y psicológicos”
El consenso de la comunidad científica es que la orientación sexual y la identidad de género son producto de la combinación de factores genéticos, cognitivos y culturales. No es una decisión, no se puede modificar a voluntad. Tal como han indicado organismos internacionales de salud y de derechos humanos[1], las ‘terapias de conversión” que se utilizan para intentar convertir a las personas no heterosexuales en heterosexuales y a las personas transgénero o de género diverso en cisgénero, pueden equivaler a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Como no hay justificación médica, ofrecer “terapias de conversión” constituye una forma de engaño, publicidad falsa y fraude, además de que son una grave amenaza a la salud[2], y atentan contra la dignidad y los derechos humanos de las personas afectadas», expresan.