Por : Geógrafo José Rivas
Sobre la montañista Andrea Sanabria Jiménez “la Reina del Chirripo”
Talamanca es un lugar enigmático, un sueño por cumplir. Desde Villa Mills, la divisoria de aguas se proyecta, al este, a su paso por Alto Jaular, en lontananza los cerros Cuericí. La mirada siempre, al este y tentando a la diosa Fortuna, en cuanto a seguir o mantener el rumbo inicial. Una llamativa cueva, cual oasis en pleno desierto, nos sirve para pernoctar y fijar la mirada hacia la fila Urán.
Allí, entre subibajas, buscando rastros de la picada y con la frustración a tope, la pericia y sentido de ubicación conducen a buen puerto. En lontananza el “Camino de los indios” –así se conoce a la ruta– el premio al esfuerzo. Al sur, un pequeño poblado de nombre Chispa, es la ignición que enciende los motores en el ascenso por la fila Palmito Morado, hacia la cordillera y fila Urán, por el “Camino de los indios”, pasando por la confluencia del río Chirripocillo con el río Chirripó (Duchí), a la tierra de Noyle, Estela y Andrea hacia Sitio Hilda, último enclave del Territorio Indígena Cabécar Alto Chirripó (Duchí).
Desde los cerros Cuericí, continuando sobre el parteaguas de la cordillera de Talamanca en las cercanías del cerro Urán (3333 m. s. n. m.), dicha ruta se conjuga entre trillos de dantas, chusquea y sudor a torrentes. El cerro Chirripó susurra una tonada que se disipa con el viento. En tierra de Sibö, las aguas eternas discurren en ambas vertientes. El caminante y observador, desconcertado ante el espectáculo, la belleza y paisaje escénico, no llega a discernir el valor imperecedero de lo que está presenciando. Nuestra cumbre máxima, el cerro Chirripó, es el corolario al esfuerzo del caminante.
Si fijas tu mirada con rumbo noreste, podrás ver a lo lejos la vastedad del Parque Nacional Tapantí – Macizo de la Muerte, la Reserva Forestal Río Macho, del Parque Nacional Chirripó, y el Parque Internacional La Amistad. Un sinnúmero de cursos fluviales, cual sistema circulatorio, discurren ágil y precipitadamente a su encuentro con el río Chirripó (Duchí). Ese río, imponente desde su nacimiento en el valle Lagos, es testigo presencial de la vida de Andrea Sanabria Jiménez, mujer, madre y atleta, heroína, digna representante del Pueblo Indígena Cabécar.
Natal de Sito Hilda, una localidad compuesta por dos comunidades, separadas por el río Chirripó (Duchí), Andrea nace en el Territorio Indígena Cabécar Alto Chirripó (Duchí) un 10 de septiembre de 1985. Esposa de don Ismael, madre de Gustavo, Fabián, Daniela y Ademar.
Ja?mo??, es su lugar de residencia. Así se conoce la porción oeste de Sitio Hilda, perteneciente al distrito Chirripó, cantón Turrialba, provincia Cartago. En frente, se localiza Jackue, en la margen derecha del mismo río, pero ya en área del distrito Valle La Estrella, cantón Limón, provincia Limón. Por esta notoriedad geográfica, no te resulte extraño que de un lado sean cartagineses, cédula tres; mientras que al otro sean limonenses, cédula siete o nueve en ambos casos, por el tema de los registros de nacimientos tardíos.
La vida de Andrea, como la de la mayoría de integrantes del Pueblo Indígena Cabécar, discurre entre pasividad y carencias. Entre una vida esencial, pero prístina, básica pero enriquecedora. En esta parte de nuestra geografía, no existe la luz eléctrica –sí las candelas y los paneles solares–. Los caminos no son de lastre, ni mucho menos de pavimento. Los trillos o veredas, los cruces de ríos y constantes obstáculos, atan poblados, familias, cultivos… Niños de camino a su escuela, madres con hijos en brazos, embarazadas, cargas sobre espaldas, sudor a raudales. La vida es elemental, agradecida y se enaltece con la belleza del rocío de la mañana y la frescura de la tarde.
Para muchos, quizá esto resulte difícil de creer o comprender. No es lo mismo, la vida cómoda de lo urbano a lo elemental de la ruralidad y la montaña. El indígena, al citadino gana en fuerza, en destreza, en tenacidad. Habituados a las largas caminatas, a la vida ardua del campo, a las carencias y sencillez, son a mi criterio verdaderos atletas en las entrañas de las tierras de Sibö.
No en vano, ya desde tiempos ancestrales han recorrido la indómita montaña. La Gran Talamanca y Chirripó, es su patio trasero. Desde Sitio Hilda a Grano de Oro, se toman al menos 2 días, la ruta que quizá más los acerca al trajín urbano. Por allí, hacen sus gestiones, venden sus productos, compran y acceden al sistema de salud y educación, en la distante ciudad Turrialba. Al suroeste, el “Camino de los indios”, los conduce a la vertiente Pacífico, a Rivas de Pérez Zeledón.
Andrea, nacida en tan prístino como distante lugar, la costumbre de caminar, desde niña la obligó a lograr sus metas con ahínco. Literalmente, el límite eran las nubes. Al este, la fila de Matama, se le muestra impávida y mística. Al oeste, la vastedad boscosa de Tapantí. Al norte, la ruta distante hacia Turrialba. Al sureste, el sinuoso recorrido del río Chirripó (Duchí), fija su mirada en nuestra máxima cumbre, el cerro Chirripó (3822.64 m s. n. m.).
Ese ahínco, entrega y valor; la han hecho ganadora en 10 ocasiones de la carrera al cerro Chirripó y la llevaron a un digno puesto 48 en el Campeonato Mundial de Montañismo en España, este domingo.
Andrea –como bien lo lograra recientemente Sherman Guity con sus medallas de oro en los Juegos Paralímpicos–, llena de orgullo a su familia, su Pueblo Indígena y a toda Costa Rica con este enorme logro.
El mérito, es doble para una atleta que nunca ha tenido patrocinadores; para quien con su esposo Ismael, entrenan solos, sin insumos y sin ayuda en las montañas de la indómita Talamanca.
En las entrañas de ese ser sobrenatural, que simboliza la cordillera de Talamanca y sus agrestes parajes, a cada paso dado, los sentimientos que transmite al caminante, al investigador, a quien osa adentrarse en sus dominios; te obliga a conocerte a ti mismo, te invita a respirar vida, a sentir sinergias, como quizá nunca las has sentido.
A agradecer al Todopoderoso por la dicha de estar allí y contar con las fuerzas y aliento para continuar con la faena. Por todos esos sentimientos, tan humanos, tan naturales, tan místicos, es justo y merecido decir:
¡Wë?ktë Andrea Sibö te bä? kí?me, sá së?wé? a?ná?á? bá täkílí ma? bä tuna? klä?ka?!, ¡Gracias Andrea por tu gran esfuerzo y por triunfar nos sentimos felices, le pido al gran Sibö prosperidad para usted!
Montaña Adentro
Andrea Sanabria Jiménez es una atleta costarricense de 39 años. Ella entrena sola en las montañas de Talamanca, no cuenta con patrocinadores que le ayuden en su desempeño en el deporte. Andrea es valiente indígena, humilde, ganadora, madre y esposa.
Entre sus logros, Andrea ha ganado 10 veces la Carrera del Chirripó 2024.
Felicitamos a Andrea y esperamos que siga cosechando éxitos.