Doña Marina Soto Calvo celebra 101 años de vida con salud, gratitud y recuerdos imborrables

Venecia, San Carlos. — Ayer, 1° de mayo, fue un día muy especial para doña Marina Soto Calvo, una mujer pionera, querida y admirada en la comunidad de Aguas Zarcas. Rodeada de amor y alegría, celebró su cumpleaños número 101 con una vitalidad envidiable y una lucidez que deja huella en quienes la conocen.

Doña Marina festejó este nuevo año de vida acompañada de sus hijos Carlos y Cristina Mena, cinco nietos, dos bisnietos y otros familiares cercanos, en una emotiva actividad realizada en el Salón del Adulto Mayor de Venecia. La celebración fue un homenaje a su legado de bondad, sencillez y fortaleza.

A pesar de su avanzada edad, doña Marina goza de buena salud. Asegura con orgullo que nunca ha estado internada en un hospital en toda su vida, y come de todo sin restricciones. “Le agradezco a Dios por dejarme llegar a esta edad con salud. Gracias a Él no padezco de nada”, afirmó con una sonrisa serena.

Entre las claves que comparte para una vida longeva, doña Marina destaca la importancia de no hacer mal a nadie y mantener buenas relaciones con los demás. “Estar en paz con Dios y hacer el bien, eso es lo que me ha sostenido”, expresa con convicción.

Originaria de Sabanilla de Alajuela, llegó a Aguas Zarcas hace más de 90 años junto a sus padres, Zacarías Soto Pereira y Piedades Calvo. Fue parte de una familia numerosa y longeva: su hermana Clemencia vivió hasta los 103 años, al igual que su padre, uno de los fundadores de Esquipulas de Aguas Zarcas, quien incluso donó el terreno donde hoy se encuentra la ermita del Santo Cristo.

Doña Marina también fue protagonista de la historia de su comunidad. Recuerda con cariño cuando, junto a otras vecinas, eligieron el nombre del santo patrón colocando varios nombres en un tarro, del cual fue seleccionado el de Santo Cristo hace ya 46 años.

Hoy, a sus 101 años, aunque dice que todo lo que queda son recuerdos de tiempos difíciles, doña Marina continúa inspirando con su testimonio de vida, su fe inquebrantable y su amor por la historia de su tierra.

Sin duda, doña Marina Soto Calvo es un verdadero tesoro viviente de San Carlos, una mujer que ha dejado una huella imborrable en su comunidad y que sigue iluminando con su ejemplo a las nuevas generaciones.

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