Costa Rica, reconocido internacionalmente como un destino líder en ecoturismo, enfrenta una preocupante caída en las cifras de visitantes extranjeros, lo que ha generado alarma tanto en el Gobierno como en el sector privado. El país, que cuenta con más del 25 % de su territorio protegido bajo distintas figuras de conservación, experimenta una desaceleración turística que amenaza con impactar seriamente su economía local.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) confirmó que durante el primer cuatrimestre del año se ha registrado una disminución del 11 % en la llegada de turistas internacionales en comparación con el mismo periodo de 2024. Aunque el Gobierno atribuye esta tendencia principalmente a la reducción de frecuencias y asientos disponibles por parte de aerolíneas internacionales, otros factores están influyendo de manera significativa.
“La reducción en la conectividad aérea ha tenido un impacto directo, especialmente en mercados clave como Estados Unidos y Europa”, explicó William Rodríguez, ministro de Turismo. “Estamos trabajando con las aerolíneas para recuperar rutas y aumentar la oferta de vuelos”.
Sin embargo, representantes del sector turístico y ciudadanos expresan creciente preocupación por el incremento de la inseguridad en zonas tradicionalmente turísticas, así como por la depreciación del dólar frente al colón costarricense, que encarece los servicios para los visitantes extranjeros.
“Cada vez es más común que turistas se quejen de robos o estafas, incluso en sitios considerados seguros como playas o parques nacionales”, señaló Laura Cordero, gerente de un hotel en Guanacaste. “Eso les genera miedo y afecta nuestra reputación internacional”.
Datos del Ministerio de Seguridad Pública revelan que en los primeros cinco meses del año se han registrado varios asaltos violentos contra turistas, principalmente en la costa Pacífica y el Caribe. Aunque las autoridades han reforzado la presencia policial en ciertas áreas, muchos operadores turísticos consideran que las medidas aún son insuficientes.
Otro factor que afecta es la fortaleza del colón costarricense frente al dólar. En los últimos meses, la moneda local ha ganado terreno, lo que incrementa los precios para los turistas que utilizan divisas extranjeras. Esta situación ha llevado a que algunos visitantes opten por otros destinos más competitivos en Centroamérica o el Caribe.
“Una cena, un tour o una noche en hotel resultan hasta un 20 % más caros que hace un año para los extranjeros. Eso pesa en su decisión final”, comenta Jorge Umaña, guía turístico en La Fortuna.
Ante esta situación, las cámaras empresariales han hecho un llamado urgente al Gobierno para implementar medidas concretas que devuelvan la confianza al mercado turístico. Entre las propuestas se encuentran campañas internacionales de promoción, incentivos para aerolíneas y un plan integral de seguridad en destinos turísticos clave.
Mientras tanto, comunidades enteras que dependen del turismo como principal fuente de ingreso enfrentan una creciente incertidumbre. En zonas como Monteverde, Tamarindo y Tortuguero, los pequeños empresarios temen que si no se revierte la tendencia, habrá cierre de negocios y pérdida de empleos.
“El turismo es el corazón de muchas regiones del país. Si se apaga, se apagan también nuestras oportunidades de salir adelante”, concluye Cordero.