Hace 95 años un grupo de vecinos de Marsella de Venecia de San Carlos y de Río Cuarto emprendieron un importante proyecto comunal, construir un puente sobre el Río las enfurecidas aguas del Toro.
Según los relatos de los habitantes de Marsella el puente era toda una necesidad para el comercio local y para el traslado al Valle Central, ya que lo que había era un puente de hamaca.
Fue así que el 15 de mayo 1924 en el gobierno de julio Acosta, los boyeros iniciaron la obra, a pura fuerza bruta.
Según los relatos históricos el cemento para la construcción del puente lo importó el gobierno de Acosta de Alemania. Los Boyeros trasladaron en carreta el cemento desde del ferrocarril de Alajuela hasta Marsella, con la ayuda de algunos boyero de Zarcero.
El trabajo se hizo manualmente con formaleta del árbol del palmilera, una palma que abunda mucho en el lugar. Fue hecho a estilo de arco. Para lograr la mezcla el cemento se revolvió con piedra quebrada a mazo.
Los trabajos se realizaron en varios turnos y las mujeres se encargaban de llevar los alimentos a los trabajadores.
Contó don Miguel Estrada Quesada, pionero de Marsella que el puente fue construido por algunos de sus familiares luego de que se reventara un viejo puente de hamaca cuando pasaba una yunta de bueyes y cuyos ocupantes fueron a dar al cauce y fallecieron.
La obra fue construida con la unión de fuerzas de boyeros de Venecia, Marsella y Río Cuarto y duró dos años para completarla. Toda la piedra fue jalada en carretas.
Estrada narró que según le contaban sus familiares, las chorreas de cemento debieron hacerse en un día para que la mezcla pegara bien. En la noche se alumbraban con antorchas y carburas hasta concluir la obra.
El Presidente visitó la obra
Una vez que se terminó el puente el propio Presidente Julio Acosta, visitó la zona y se maravilló del proyecto.
Durante muchos el puente permitió el paso de innumerables yuntas de bueyes cargadas por productos, así como el paso de ganado que se llevaba por aquí al Valle Central para venderlo.
Hoy, el puente se ha convertido en un monumento histórico para los cantones de Río Cuarto y San Carlos, por todo lo que significó para los primeros pobladores de esos pueblos. Es un puente de arco de unos 20 metros de largo, con dos barandas de cemento. No se utiliza desde hace muchos años y los árboles y arbustos de sus alrededores lo han absorbido.
Para rescatar la memoria histórica del puente, un grupo de vecinos de Venecia intenta, desde hace varios años, que el gobierno declare el puente como patrimonio histórico, por lo que significó para los primeros pobladores y por el esfuerzo de los pioneros de estas comunidades para construirlo.
El Puente de Piedra de Marsella se puede visitar por carretera asfaltada hasta el propio lugar, ya que aquí se construyó la casa máquinas del Proyecto Hidroeléctrico Toro 3. Está ubicado a escasos 800 metros del centro de Marsella.
Es un lugar digno de visitar, aquí no sólo se puede apreciar el puente y el río, sino, transitar por algunos senderos y por los trillos que utilizaban nuestros abuelos como camino.
Foto de Antonio Ruiz.