Una trabajo de investigación del medio nicaragüense EL Confidencial destaca que de 80 000 nicas han solicitado refugio en Costa Rica. La mayoría sobrevive en condiciones precarias: quieren regresar, cuando se acabe la dictadura
De acuerdo al miedo la migración forzada tuvo su mayor pico en julio de 2018. La solicitud de refugio de miles de nicaragüenses sobrepasó la capacidad de respuesta del Estado tico.
Esta migración forzada fue producto de la represión desatada en abril y la sangrienta Operación Limpieza, causaron estragos a la economía en 2018 y 2019, que obligaron a más de 80 mil ciudadanos a desplazarse hacia Costa Rica. Uno de los flujos migratorios más grandes en la historia de ambos países, provocado por razones políticas.
De acuerdo el medio realizó una investigación en el país la solicitud masiva de nicaragüenses en búsqueda de refugio colapsó el sistema y los mecanismos de atención a refugiados del Estado costarricense, especialmente entre junio y agosto de 2018, cuando el régimen de Daniel Ortega se ensañó militarmente contra la población civil en los tranques del paro ciudadano.
Las filas superaban los 200 metros de longitud en las afueras de la oficina central de Migración y Extranjería en San José. Centenares de exiliados recordaban bajo torrenciales lluvias del invierno entrante, todo lo que dejaron en Nicaragua. Ariana Gutiérrez estaba ahí.
“Durante los primeros cinco meses de la protesta cívica, la dictadura asesinó a más de 300 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En agosto de 2018, la persecución del régimen apuntó hacia Costa Rica. En un discurso de un acto partidario, Daniel Ortega incitó al gobierno tico a brindarle información sobre los refugiados políticos, a lo que la administración del presidente Carlos Alvarado rechazó y en cambio ofreció protección a los nicaragüenses.
Con la ola de refugiados, llegaron líderes de movimientos sociales, estudiantes, campesinos, defensores de derechos humanos, médicos, periodistas, exmilitares y expolicías que se negaron a reprimir, y civiles que apoyaron las protestas ciudadanas”, señala el medio.
El subdirector de Migración y Extranjería, Daguer Hernádez, reconoció al Confidencial que esta migración se caracteriza porque las personas desplazadas tienen “alta escolaridad, hay profesionales y estudiantes perseguidos por la represión”. Ese es el caso de Mauricio Martínez, un joven de 27 años estudiante de derecho. “Las razón que me trajo a Costa Rica fue que me sumé a los miles de nicaragüenses que apostaron generar un cambio en abril”, dice sin titubear.
Razones económicas
De acuerdo al medio un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de septiembre de 2019, confirma que el desplazamiento forzado nicaragüense tiene un rostro predominantemente joven, con un 23% del total de personas refugiadas. Y entre las principales causas de exilio registra motivos por amenazas directas, imputación de delitos, represión estatal, asedio y persecución, detención arbitraria y por negarse a cumplir órdenes.
Sin embargo, la crisis política de Nicaragua no solo ha generado el desplazamiento forzado de ciudadanos por razones políticas, sino también por causas económicas. Dos años consecutivos de recesión y el aumento de los índices de desempleo y pobreza, amenazan con provocar una nueva ola de migrantes económicos.
Para los exiliados políticos y los migrantes económicos, el trámite del estatus migratorio se convierte en un muro que les aleja de las oportunidades de trabajo.
El Estado tico y la emergencia de los refugiados
Al finalizar el 2019, La Dirección General de Migración y Extranjería contabilizó la solicitud de refugio de más de 80 mil nicaragüenses. Entregó cerca de 40 mil carnés provisionales de solicitud de refugio, y 14 mil permisos laborales. Sin embargo, las dificultades para insertarse en la dinámica económica, representa un desafío para la sobrevivencia de los refugiados.
En diciembre de 2019, el presidente Carlos Alvarado lanzó un SOS a la comunidad internacional para atender a los exiliados nicas en Costa Rica, aunque la administración costarricense considera que no se trata de una emergencia humanitaria. “Es un tema de protección internacional”, dijo al medio el Subdirector de Migración y Extranjería, Daguer Hernández.
Según Hernández, no todas las personas solicitantes de refugio califican en esa categoría, y muchas han abusado de la aplicación para obtener con mayor prontitud una respuesta del Estado para su regulación migratoria. “Son los migrantes laborales que han estado en Costa Rica o que vinieron a Costa Rica para ubicarse de alguna forma en el tema laboral, que no son perseguidos. Son personas que están trabajando en algún lado y a los cuales tenemos que resolverles” afirma.
Los movimientos de solidaridad y organizaciones que apoyan a los nicaragüenses refugiados, aseguran que sí existe una emergencia humanitaria.
“Hay gente en indigencia, duermen en el piso, no tienen donde dormir, no tienen acceso a la salud”, describe María Elizondo, de la organización SOS Nicaragua en Costa Rica.
“Es cierto que el gobierno de Costa Rica no quiere reconocer esa emergencia o valora que no está la emergencia, pero nosotros que conocemos las condiciones de las que están los y las nicaragüenses, sabemos que es una emergencia”, asegura Ana Quirós, de la organización de la sociedad civil, Cisas.
A pesar de las dificultades y la lucha por sobrevivir, los refugiados políticos siguen conectados con la realidad nicaragüense. A diferencia de otras olas migratorias motivadas por razones económicas, la mayoría de los nuevos exiliados no tienen planes de permanecer en Costa Rica, aunque condicionan el retorno a su seguridad y la salida de la dictadura del poder.
Tomado del Confidencial de Nicaragua.