Lo que ha sido un secreto a voces desde hace más de tres décadas, la contratación de mano de obra extranjera indocumentada, sobre todo, nicaragüense para realizar actividades agrícolas, ha empezado a salir a luz esta semana con la detención de 83 indocumentados en dos camión ganaderos en la comunidad del Cevichito de Los Chiles.
Al parecer los indocumentados eran empleados por una empresa agrícola de la zona y los pasaban en camiones de una finca a otra.
En la Zona Norte, desde el boom de la actividad piñera y los cítricos y otras actividades a principio de los años noventa, esta es una práctica común.
Cuadrillas de indocumentados son contratados, con salario miserables, inferiores al mínimo de ley y sin el pago de cargas sociales, ni derechos laborales.
Una práctica indigna más acentuada últimamente por los llamados contratistas, personas que contrata empresas agrícola para que realicen una labor. Una práctica legalmente contemplada en el código de trabajo. Pero la situación se da cuando los contratistas para obtener más beneficios, contratan mano de obra indocumentada y barata para no pagar cargas sociales, ni conceder derechos laborales.
Lo peor en todo esto es que los funcionarios del Ministerio de Trabajo realizan un débil control en la zona, básicamente muchas empresas funcionan a libre. Estas y otras prácticas ilegales se dan, muchas veces con complicidad de los mismo empresarios que conocen el negocio de los contratistas.
Los indocumentados por temor a ser repatriados o por necesidad no denuncias a sus capataces y prefieren ser explotados.
Hoy Daniel Salas Ministro de Salud sentenció que los empresarios que contraten mano de obra indocumentada se le cerrará actividad y serán pasados al ordenes judiciales.
Organizaciones han denunciado
Diversas organizaciones de derechos humanos, sociales y gremios desde hace muchos años han denunciado esta práctica, al parecer, común en la Zona Norte.
Por ejemplo el Partido de los Trabajadores, el Sindicato de empleados del Sector Privado (SITRASEP) el medio Solismo Hoy.
Recientemente estas organizaciones realizaron una denuncias en dos empresas piñeras de los Chiles y plantaciones de naranja en Upala, que contrataban empleados pero no les pagaban seguro
El drama en empresa productora de naranja
Martín Oliva, vecino de Upala, que conoce bien la problemática en la zona escribió un artículo que titulo: “Naranjas de oro, naranjas de sangre o naranjas de hambre”
Cuenta que en un lugar cerca de la frontera con Nicaragua hay una naranjera que recientemente vino a Upala a reclutar cortadores de naranja. Las condiciones iniciales del contrato eran las siguientes:
– Pagarían ?10.800 al día, de este monto rebajarían ?1.000 por tiempo de comida.
– Les darían transporte cada ocho días para venir a Upala.
– Tendrían equipo de protección ( Guantes, mangas y sombrero ).
– Tendrían póliza de riesgos de trabajo.
– La alimentación sería de buena calidad.
Ahora veamos la realidad de las cosas:
– Los ?10.800 fueron solamente para la primer semana, ya que lo que pagaban en realidad era ?4000 colones por una saca de naranjas la cual se necesita cortar 17 sacos de naranjas para llenarla y a veces los trabajadores indocumentados tenían que caminar grandes distancias con el saco de naranjas lleno para llegar hasta donde está la saca.
Cuenta que los capataces al llegar al lugar de trabaj les quitaron el subsidio del transporte y si querían venir a Upala tenían que hacerlo por sus propios medios.
Lo del equipo de protección era mentira ya no les proporcionaban este.
Asegura con información de los trabajadores que si alguien sufría un accidente, lo atendia el médico de la empresa y mandaban a reposar a los » baches» ( los edificios para vivir ), nunca los mandaban al Instituto Nacional de Seguros (INS) y durante el tiempo que estaban » incapacitados no pueden comer porque no están trabajando.
Por otra parte, la alimentación era de lo peor desayuno: pinto, un cinco de queso o salchichón y café y a veces no alcanza el desayuno para todos y no hay más. Almuerzo: arroz, frijoles, natilla o un pedacito de carne y fresco de Tang.
Aseguró Oliva que de acuerdo a versión de los trabajadores los capataces no permiten que nadie lleve ningún tipo de alimentos como galletas, avena, pinolillo o algo para llenar el estómago, todo lo tienen que comprar en la «fonda» a precios de oro, ejemplo; una Ranchita que en la pulpería vale 100 colones, ahí vale 250 colones.
– Las literas son sucias e insalubres, hay hasta pulgas debajo de las mismas.
– Revisan las pertenencias de los empleados cuando andan trabajando para ver si tienen comida escondida y si les encuentran alimentos, los despiden.
Así que la detención de dos camiones con 83 indocumentados en plena pandemia y cuando la seguridad en la frontera norte ha aumentado como nunca en la historia, podría no ser mera casualidad, sino una practica común.
Fotos proporcionadas por Martín Oliva, vecino de Upala.
Ojalá a estos empresarios ladrones y mentirosos los puedan procesar por poner en vilo la salubridad de este país.
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