Por Henry Esquivel Monge, escritor sancarleño.
-Hola como les fue, hoy quiero contarles algo que ya muchos no recuerdan.
-En San Carlos también se sembró café si, así como lo oye.
-Me parece que fue ágora cuando nos amarrábamos a la chincaca un canasto de cajuela y media, echo con bejico de hombre o de ajillo.
– Se echaba una que otra noviecita y la verda era muy divertio, lo malo era la juntaa que si algún gracioso hacía su gracia en el callejón, salía uno too embarrujao de excremento, las avispas también fregaban, pero al ver aquel canasto too llenito que rojeaba que guenito era.
-Netante no se dan ni cuenta de que anti uno si que podía hablar de coger café de la mata.
-Pa que vean que en San Carlos se pega de too.
– Acá se a dao de too el plátano, la yuca, la piña el ñampi, la pimienta.la caña y otras carajas más.
-Pero de bellezas también está llena, de volcanes y ríos, aguas calientes, bosques y si le dan tiempo hasta playa tendremos.
Por eso estoy orgulloso de mi pueblo, de mis botas de hule, de el olor a boñiga, del olor a tierra labraa mojaa por la lluvia, del clima variao,de su gente humilde, a pero eso sí con un corazón gueno y dádivas, dispuesto a ayuar a cualquiera.
-Si no me cree venga y pasee un ratito por mi tierra y lo invitamos al cafecito.