Ronald Flores, un joven de 20 años de la costa pacífica de Nicaragua del municipio de Nandaime en Granada, de donde es originario se inició en la cetrería cuando tenía 18 viendo videos en Youtube, leyendo libros en Google o escuchando a amigos en línea
Según contó a noticias EFE levaba una vida que consideraba normal para un cetrero en una comunidad rural del Pacífico de Nicaragua. Alimentaba a sus gavilanes y a cambio estos cuidaban sus cultivos. Pero todo cambió gracias a las TIC, cuando un video en el que aparecía dando órdenes a las aves causó furor en las redes sociales.
La admiración por Flores se debe a que es el primer cetrero conocido en Nicaragua. El joven dice saber de otro, su mentor, Walter González, pero vive en Estados Unidos, de modo que no es hasta ahora que se sabe de un domador de aves rapaces en el país.
Sin un maestro a su lado, Flores se sumergió en las Tecnologías de la Información (TIC) para aprender el arte de la cetrería, sin saber que más pronto que tarde tendría la oportunidad de tener su propio gavilán para amaestrar en un país donde la captura de estas aves está prohibida, no así el rescate.
Fue como si Flores hubiera seguido el consejo de Pablo Picasso, quien un día dijo sobre las musas que “si llegan, que me pillen trabajando”, pero en su caso se trató de dos gavilanes.
Sobre el primero, de 2 años, dijo a EFE que “llegaba a cazar pollos, entonces lo iban a agarrar, a tirar (matar de un tiro) pues. Entonces lo que yo hice fue agarrarlo con técnicas de cetrería”.
Sobre el segundo, recordó: “Iban a talar el árbol donde estaba el nido, me avisaron que había unos huevos, fui a ver, y ese nació en una incubadora aquí. Una incubadora normal, para sacar huevos de gallina, de allí mismo salió él”.
Aunque Flores sabía la teoría y ejecutó bien la práctica, reconoció que hubo personas en la comunidad que mostraron su temor.
“Cuando empecé, todo el mundo se quedaba asombrado, (decían) que era una locura, por lo que era cetrería, y después se acostumbraron a las aves. Primero decían que iban a acabar con los pollos aquí, pero de los dos años que tiene nada más ha cazado un pollo aquí en la casa”, afirmó.
Cada tarde, el joven campesino sale con sus gavilanes a la parcela donde tiene plantíos de trigo, arroz y maíz. Los suelta por unas tres horas. Cuando quiere que regresen, emite un silbido y desde donde estén las aves regresan a gran velocidad hacia su mano enguantada, que los espera con un trozo de carne.
“Por lo general es la alianza que forma el ave con el cetrero, porque es inexplicable que un ave con sus alas, todo normal, va a volver hacia ti, es una alianza la que se forma entre el ave y el cetrero”, sostiene el joven.
Si uno de sus gavilanes no regresa con una presa, no hay problema. “Al ser un predador natural de las aves, mantiene limpia el área”, explicó Flores, quien insistió en que se ahorra “veneno” (agroquímicos) y produce alimentos saludables para su familia.
Gracias al éxito de sus gavilanes, su comunidad ahora lo llama para que atienda a cualquier ave en situación de riesgo.
Flores no se niega, y ahora está pensando en extender sus habilidades, a la vez que espera el momento oportuno para atender invitaciones de colegas cetreros de otros países, todo gracias a las TIC..
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