Las parteras se pierden en la memoria los pueblos de la Zona Norte, generaciones enteras nancieron asistidas por comadronas en un tiempo donde los servicios de salud y hospitales eran casi inexistentes en estas tierras. Debido a esto las familias debĂan utilizar los servicios de la parteras, mujeres intrevidas, con grandes habilidades para asistir a una madre parturienta. Ser comadrona no es solo un tĂtulo; es un estado del espĂritu, un conocimiento intuitivo, un don, una apertura a los demás y una capacidad para sintonizar con la energĂa que requiere un nacimiento, detalla un artĂculo de mamasol.com de Costa Rica.Las parteras tradicionales, o «comadronas», han desempeñado un papel fundamental en la vida cotidiana de Costa Rica, al menos hasta la dĂ©cada de 1970. Muchas generaciones de las dĂ©cadas de 1940 y 1950 recuerdan a la mujer del pueblo que ayudĂł a traer al mundo a sus hermanos, sus vecinos y a ellos mismos en el entorno familiar de sus hogares.Además, estas mujeres eran buscadas por sus servicios como «sobadoras, herbolarias, kinesiĂłlogas o rudimentarias fisioterapeutas». Sin embargo, esta milenaria tradiciĂłn ha disminuido rápidamente y ha sido reemplazada por la enfermerĂa y la obstetricia profesionalizada, a diferencia de otros paĂses centroamericanos.En la Zona Norte, especificamente en San Carlos suergen figuras coo Francisca Morales, fallecida el 01 de diciembre del 2021 a la edad de 88 años. Miles de vidas que hoy habitan la Zona Norte nacieron gracias a la ayuda de las parteras o comadronas, como doña Francisca, que atendiĂł 504 partos. Eran mujeres con conocimiento empĂricos que ayudaron a decenas de madres a traer a su hijos al mundo, en tiempos en que acceder a un hospital, era muy difĂcil por la carencia de vĂas de comunicaciĂłn y medios de transporte.Morales aprendiĂł el oficio de otras mujeres y con el tiempo se convirtiĂł en una experta en partos, asĂ como en vigilar las madres durante el embarazo para conocer sobre la posiciĂłn del bebĂ© dentro del vientre.Franscica Morales, fue madre, esposa y trabajadora del campo, además partera en el momento que las necesitaran, sea de noche o de dĂa.NaciĂł en Laguna de Alfaro Ruiz el 04 de abril de 1933. ContĂł en su momento que sus padres fueron Pedro Morales Corrales y Benigna Matamoros Valverde quienes procrearon 20 hijos. TrabajĂł de forma empĂrica y  laborĂł en el Hospital San Carlos 1949 a 1950.En el 2004 recibiĂł un premio a nivel nacional como partera empĂrica Su foto está en la galerĂa de la Mujer, fue la partera de su pueblo San Francisco de la Palmera a partir de 1951.Estos pueblos se construyeron con hombres y mujeres nacidos con ayuda de estas, mujeres que cumplĂan la funciĂłn de obstetras, reciĂ©n empezaba a poblarse la Zona Norte.SegĂşn los investigadores MarĂn y Vega (2013), las dĂ©cadas de 1930 a 1950 fueron testigo de una intensa institucionalizaciĂłn de la enfermerĂa y la obstetricia en Costa Rica. Por ejemplo, entre 1937 y 1940 se creĂł la AsociaciĂłn Nacional de Enfermeras y Obstetras, estableciendo a estos profesionales como los nuevos «expertos» en la atenciĂłn a las mujeres embarazadas. Además, con la creaciĂłn de la Caja Costarricense del Seguro Social en 1941, se reforzĂł la supervisiĂłn sanitaria de las parteras por parte del Ministerio de Salud. Entre 1960 y 1980, las regulaciones sobre la parterĂa se hicieron cada vez más estrictas, y el parto intrahospitalario se volviĂł universal. En 1997, se publicĂł el Ăşltimo folleto que enfatizaba el deber de la partera de «aconsejar a la parturienta trasladarse al hospital, y solo en casos de emergencia atender el parto en casa». Para el año 2000, menos del 3% de los partos se realizaban en el hogar. Las estadĂsticas recientes de 2018 reflejan una casi completa eliminaciĂłn de esta opciĂłn, con menos del 1% de los nacimientos ocurriendo en el domicilio.El lema «Donde hay mujer no muere mujer» destaca la destreza y la sabidurĂa popular de estas parteras. Su legado en Costa Rica es testimonio de una Ă©poca en la que las comunidades confiaban en la experiencia y la intuiciĂłn de estas mujeres para traer nuevas vidas al mundo. Su historia es un recordatorio de la importancia de preservar y valorar las tradiciones ancestrales y la sabidurĂa que a menudo se encuentra en la experiencia cotidiana de las personas comunes.n Costa Rica, existe una notable carencia de documentaciĂłn que narre la historia y resalte los conocimientos asociados a los trabajos tradicionalmente desempeñados por las mujeres. En años recientes, se han puesto en marcha proyectos de investigaciĂłn con el fin de preservar y valorizar a estas valientes mujeres y su inestimable sabidurĂa, antes de que desaparezcan por completo.Un ejemplo de estos esfuerzos por mantener viva esta rica herencia cultural es el documental titulado «Las que en vida fueran», realizado por Xabier Irigibel Uriz y JosĂ© Arce «Chisco». Este documental se dedica a recuperar las vivencias, saberes y prácticas de las Ăşltimas parteras tradicionales de Costa Rica, quienes a lo largo de cientos de años brindaron sus servicios en los hogares de las mujeres embarazadas. Estas mujeres no solo asistieron en el proceso de dar a luz, sino que tambiĂ©n desempeñaron papeles cruciales como consejeras y sanadoras en sus comunidades.Este documental se convierte en un homenaje a estas mujeres, capturando sus historias, experiencias y conocimientos, que son una parte esencial de la historia de Costa Rica. Al rescatar y dar a conocer sus vidas y contribuciones, se reconoce la importancia de estas guardianas de la tradiciĂłn y se preserva su legado para las futuras generaciones. La obra «Las que en vida fueran» representa un paso significativo en la misiĂłn de honrar y celebrar la labor de estas mujeres que desempeñaron un papel crucial en la salud y bienestar de sus comunidades.