Artículo UCR
Las abejas meliponas construyen la entrada a su colmena en una de las cajas de madera. Foto: Pablo Mora Vargas.
Desde hace muchos años, las abejas están en peligro de extinción. ¿Sabía usted que si estos insectos desaparecen, también lo haría el 75 % de los productos alimenticios que se producen en el mundo? De hecho, diferentes análisis estiman que, de ocurrir esto, la vida en el planeta duraría tan solo cinco años más. Su final y el nuestro. Así de trágico…, detalla artìculo de la Universidad de Costa Rica
Debido a la importancia de su cuidado y a los beneficios que estos diminutos animales proporcionan a la flora y al ser humano, la Finca Experimental Interdisciplinaria de Modelos Agroecológicos (Feima) de la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR), ubicada en Turrialba, inició el proyecto de Acción Social: Establecimiento de Meliponarios en la Feima y en la Sede del Atlántico.
Este proyecto cuenta con dos espacios de meliponarios, nombre que recibe la estructura hecha con cajas de madera donde estas abejas construyen sus colmenas. Este material tiene la particularidad de ser completamente natural, sin ningún químico agregado, y puede ser de cualquier tipo de madera disponible en el país, por lo que su elaboración no es compleja.
El objetivo de este proyecto es comprobar que la actividad agrícola y humana en general no es letal para las abejas, al mismo tiempo que se enseña a distintas personas (dueñas de fincas, instituciones, etc.) sobre el manejo y los vitales aportes de este tipo de estructuras para la preservación de las abejas y el ambiente.
Las abejas de la Sede del Atlántico son especiales, ya que las meliponas carecen de aguijón y, por lo tanto, no representan ningún peligro para quienes las rodean. Aunque suelen producir muy poca miel, son muy efectivas para generar propóleo, una especie de resina utilizada por estos insectos para construir sus nidos y que es utilizada por la medicina natural para combatir virus, bacterias y hongos, gracias a sus propiedades antibióticas y antivirales, naturales y muy efectivas.
Uno de los investigadores de la Sede, Dennis Barquero Bejarano, quien también es docente de la carrera de Agronomía, explicó las características que hacen especiales a las meliponas y la importancia de preservar su hábitat para su supervivencia.
Polinización imprescindible Si las abejas sobrevuelan los cultivos, hay dos buenas noticias: por un lado, la producción agrícola cuenta con fieles aliadas gracias a su polinización; y, por otro lado, esto significa que las buenas prácticas en los sembradíos están preservando sus vidas.
De hecho, los meliponarios de la Sede del Atlántico funcionan como indicadores de que se están realizando técnicas de cultivo amigables con el ambiente, y en especial, con las meliponas. El docente de Agronomía destacó que el solo hecho de no quemar la maleza o eliminarla con agroquímicos es un ejemplo de ello, ya que las abejas polinizan también este tipo de hierbas.
El investigador acotó que estos espacios también sirven a sus estudiantes para que aprendan métodos sostenibles de producción agrícola.
Concientización a fincas e instituciones Pero el impacto de los meliponarios va más allá de los terrenos universitarios. La experiencia con las meliponas se ha transmitido también a personas encargadas de fincas agropecuarias, instituciones responsables con el ambiente o simplemente vecinos de Turrialba que ya cuentan con estas colmenas en sus propiedades o sitios de trabajo. Esto se logra sea mediante charlas o con un manual de buenas prácticas agrícolas para resguardar la vida de las abejas en los cultivos, con el fin de promoverlo en la zona.
El investigador de la Feima aclaró que esta instancia no es productora de meliponarios, pero sí trabajan de la mano con emprendimientos de este tipo que generan una gran cantidad de productos gracias a las abejas, como miel, hidromiel y propóleo, que pueden ser una fuente de ingreso adicional en las fincas.
Además, Barquero aclaró que las colmenas producidas por diferentes emprendimientos y fincas de Turrialba se basan en estrictos criterios de responsabilidad, como no tener excedentes, colocarlas en clientes con conciencia ambiental, e informar sobre su correcto mantenimiento.
En el mercado, el precio de los meliponarios va entre los 30 mil colones si se trata de únicamente la estructura (sin las abejas) o incluso hasta los 145 mil colones si se compra con las colmenas incluidas, aunque su precio puede variar dependiendo del tipo de abeja y de la cantidad de cajas tecnificadas.