Migrantes no son los otros, ticos somos parte de ellos

Diversos  investigadores concuerdan que la cultura costarricense es una mezcla grupos migratorias, que inicia desde la época prehispánica, que involucra a una serie de culturas como la china, italiana, árabe, alemán, nicaragüense, afrodescendientes,  entre otras

Norberto Baldi, antropólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR) considera que la identidad cultural del costarricense sigue estando construida a partir de discursos del pasado que mantienen vigencia en el presente y hacen ver a los grupos migrantes como “los otros”, cuando en verdad somos una mezcla de todos, detalla el investigador en un artículo de la UCR.

Hoy historiadores, lingüistas y científicos sociales coinciden en que la Costa Rica actual se construye cada día a partir de los flujos migratorios que iniciaron durante la colonización de los españoles y que hoy involucran otras nacionalidades y culturas diversas como la árabe, la italiana o la nicaragüense.

De acuerdo a un estudio  sobre la conformación genética de la población costarricense actualizado en el 2013 por el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Costa Rica (UCR) determinó que los genes de la población costarricense son 45.6 % europeos, 33.5 % indígenas, 11.7 % africanos y 9.2% asiáticos, detalla un artículo de la UCR.

De acuerdo con la UCR el  mestizaje durante la colonia condujeron a la diversidad que presenta Costa Rica y a la que ahora se integran las migraciones de las últimas cuatro décadas. Costa Rica ahora es más numerosa, más plurinacional y plurilingüe, gracias a los migrantes que llegan por voluntad propia, por la búsqueda de un mejor futuro, huyendo de las guerras o dictaduras, como refugiados políticos, comerciantes, turistas, residentes o migrantes indocumentados, indica el planteamiento de los legisladores en el proyecto de reforma del artículo primero de la Constitución Política, en el año 2015.

La presencia de múltiples nacionalidades y culturas han transformado aceleradamente la estructura de la población y esto implica la necesidad de construir nuevas identidades nacionales que reconozcan esa diversidad.

Un país de migrantes

“Los afrodescendientes destacan como uno de los primeros grupos que llegó a Costa Rica desde la época colonial trayendo consigo un fuerte legado cultural. Según la historiadora María de los Ángeles Acuña, los negros ladinos llegaron a nuestras tierras junto con los españoles, algunos como esclavos y otros como personas libres, mucho antes de la construcción del ferrocarril a finales del siglo XIX”, señala la UCR

Hoy se  estima que el 7% de la población de Costa Rica es nicaragüense y, aunque alrededor del 5% de este grupo nació en Nicaragua y migró hacia nuestro país, también existe una gran cantidad de familias mixtas con hijos nacidos en Costa Rica.

Una sociedad desigual

Carlos Sandoval García, especialista en Estudios Culturales, a pesar de la clara presencia y múltiples aportes de los migrantes a la historia costarricense, el nacionalismo y la identidad construida son un “cemento cultural” que no permite visibilizar que somos una mezcla.

«Hay un interés que uno no sabe si viene de estas ansias de encontrar raíces profundas o de verdad hay una valoración de la diversidad cultural, tal vez es un poco de todo…» apunta el lingüista Carlos Sánchez.

Lograr un país y una sociedad costarricense donde se reconozca el valor de la diversidad cultural es posible; para Carlos Sánchez “todo comienza por considerar que esa otra cultura es tan válida como la mía… Entonces podemos aprender sin apropiarnos necesariamente, podemos convivir y reconocer nuestras diferencias, si logramos dar ese gran paso ya no habría xenofobia, racismo, etnofobia ni discriminación”.