Ante la situación de que vive la Zona Norte el grupo «Cordinadora Norte Tierra y Libertad» que agrupa organizaciones de Upala, Los Chiles y Guatuso, proponen al gobierno la instalación de espacio multisectorial para construir una estrategia de intervención inmediata bajo un enfoque humanitario y de Derechos Humanos.
Solicitan al gobierno central y a las autoridades locales:
• Intervenir de manera inmediata las fincas agroindustriales de los cantones que se encuentran en alerta naranja, para salvaguardar la salud y la vida de los y las trabajadoras.
• Asegurar que a los(as) trabajadores(as) de las empresas intervenidas les sean respetados sus derechos laborales.
• Que se investiguen a profundidad las redes criminales, que posibilitan la explotación de personas migrantes.
• Que se aborde la situación con un enfoque de Derechos Humanos y se asegure la atención médica a las personas trabajadoras y sus familias, independientemente de su estatus migratorio.
• Que se abra un espacio de discusión y de toma de decisiones con la participación de organizaciones sindicales, organizaciones comunales, organizaciones de defensa de derechos humanos y de personas migrantes, gobiernos locales, instituciones del estado y organismos internacionales para construir una estrategia de intervención inmediata bajo un enfoque humanitario y de Derechos Humanos..
De acuerdo con la Coordinadora la situación de la pandemia por el covid 19 en Costa Rica -que en este momento supone una segunda ola de contagio- pone de manifiesto un impacto diferenciado en las poblaciones más vulnerables del país, particularmente en la zona norte.
En este momento San Carlos se convierte en epicentro de la pandemia contabilizando la mayor cantidad de casos activos por cantón. Asimismo, en los cantones de Upala, Los Chiles y Río Cuarto se está reportando un incremento importante en los casos activos por COVID19. Estos nuevos focos de contagio están íntimamente relacionados con las precarias condiciones laborales y de salud con las que operan las plantaciones agrícolas, lo cual nos demuestra que estos empresarios nacionales y transnacionales están dispuestos a sacrificar la salud y vida de cientos de trabajadores y trabajadoras en aras de mantener sus negocios y jugosas ganancias.
La agroindustria ha representado para nuestras comunidades serios impactos en el ambiente, en la salud de los trabajadores , en la salud comunitaria y un irrespeto sistemático a los derechos laborales, todo esto de la mano de gobiernos e insitituciones cómplices que no ejercen el manadato de las leyes nacionales.
Advertimos un vínculo innegable entre la producción agroindustrial (de piña, naranja y otros productos) y el aumento de casos por COVID19 en la zona norte, que se expresa en las siguientes situaciones que denunciamos:
1. Estas empresas han funcionado por muchos años a partir de la explotación de trabajadores(as) costarricenses y migrantes; estos últimos representan un alto porcentaje del personal contratado. En estas fincas el trabajo se desarrolla muchas veces en condiciones inhumanas, lo que les permite maximizar sus ganancias. Es conocido que a los(as) trabajadores(as) migrantes indocumentados se les contrata con salarios menores a lo establecido por ley y sin garantías laborales, lo cual implica su exclusión del sistema de salud. De igual manera, los(as) trabajadores(as) costarricenses sufren constantes atropellos a su dignidad y violaciones a sus derechos laborales.
La Coordinadora Norte Tierra y Libertad es una organización política de base amplia comunitaria que articula a personas, familias y organizaciones locales de 17 comunidades de los cantones de Los Chiles, Upala, Guatuso, Río Cuarto y San Carlos, que están preocupadas por la destrucción de la naturaleza y del modo de vida campesino en la región.
La zona norte de nuestro país históricamente ha sido de vocación campesina, basada en la producción agrícola y ganadera. También en esta zona se encuentra uno de los 24 territorios indígenas de Costa Rica, donde la cuenca el Río Frío ha dado vida a una de las 8 cultura originarias: el Pueblo Maleku, así como dos importantes áreas de conservación ambiental: el Refugio de Vida Silvestre Caño Negro y el Parque Nacional Volcán Tenorio.
Por las riquezas naturales que tenemos y por la importancia que tiene la producción de nuestros alimentos, trabajamos por la construcción de otras formas de desarrollo para nuestras comunidades, respetuosas de la naturaleza y la dignidad humana.